La culminación de un año marcado por una dura crisis económica y social, no pintaba de otra manera, que igualmente crítica.
La escasez de billetes y de la gasolina, los altos precios de los alimentos y estrenos propios de la temporada, el reciente paro de transporte y la disputa entre transportistas y usuarios por la tarifa del pasaje, además de los constantes apagones que se han presentado en distintos puntos del país, marcan una desalentadora Navidad y comienzo de año 2018.
Crisis de efectivo y portales colapsados
En las entidades bancarias persisten las colas tanto de pensionados como de ahorristas para obtener dinero en efectivo. La mayoría de los cajeros automáticos están secos y aquellos que disponen de efectivo sólo emiten 10 mil bolívares para clientes del mismo banco y 5 mil bolívares para otros bancos, lo que a estas alturas representa solamente los gastos de pasaje.
En las taquillas apenas pagan 30 mil bolívares a los ahorristas y en caso de tener suerte, los clientes se hacen con un billete de 100 mil, que luego toa cambiar por “sencillo”.
Hasta la más insignificante compra se está cancelando a través de transferencias electrónicas, sin embargo esta semana los portales de bancos públicos y privados están colapsados.
Los pensionados por su parte se muestran cabizbajos, las largas colas a la que se sometieron durante todo el año persistieron esta Navidad, además del pago fraccionado de la pensión y aguinaldos, no les permitió presupuestarse correctamente para abastecerse, al menos de alimentos.
Transporte paralizado y avaro
El final de la semana laboral estuvo marcado por el paro de transporte público. Las unidades urbanas protestaron por el robo de una Unidad de la Ruta 5 y el resto de las rutas se sumó al paro en solidaridad y rechazo a la inseguridad que no les permite trabajar.
Hasta ahora esta paralización es indefinida, de hecho, el transporte extraurbano en el Terminal de Pasajeros también cesaron actividades este viernes.
Como es de costumbre, los llamados “piratas” salieron a rodar para paliar el déficit de transporte, pero con la condición de que el usuario debe pagar unas tarifas exageradas y fuera de ley.
También se hizo especialmente notorio la proliferación de los “Ruta Chivos”, camiones tipo estacas, que trasladan a los pasajeros hacia las zonas más conflictivas, como el Norte y Cabudare. Los usuarios, pese al peligro que representa, no tienen otra alternativa para trasladarse especialmente en horas picos.
Otra problemática con el transporte ha sido la disputa entre autoridades y transportistas sobre la nueva tarifa del pasaje urbano. En gaceta oficial, el mismo se encuentra estipulado en 280 bolívares pero entendiendo que la Alcaldía reconoce que el monto quedó rezagado, los operadores establecieron la tarifa de 1.000 bolívares.
Sin embargo, luego del 15 de diciembre, los transportistas manifestaron una vez más que era necesario el aumento del pasaje a 1.500 bolívares y 2.000 bolívares luego de las 7:00 de la noche y fines de semana. Este último incremento no ha sido autorizado y las discusiones entre pasajeros, fiscales municipales y conductores persisten.
Estaciones de servicio vacías
En las estaciones de servicio, los operadores se mantienen de brazos caídos ante la falta del combustible. Ya en el año hubo varios picos de escasez por un problema de distribución en Maporal (Simón Planas) pero en esta ocasión, la problemática empeoró por tratarse de un problema nacional, admitido por PDVSA.
Azalia Colmenares, presidenta del Sindicato de Estaciones de Servicio, apuntó que la escasez de gasolina y gasoil es grave y tiende a agudizarse durante este fin de semana, es decir que probablemente más de un conductor esperará el nacimiento de Jesús frente a una bomba de gasolina.
Este viernes en la mañana, los conductores se mostraban amotinados. Aguardaban en las estaciones de servicio por la llegada de la gandola, que contiene 36 mil litros de gasolina 91 octanos, que según un bombero alcanza para 10 horas.
El panorama era incierto en las 70 estaciones de servicio del municipio Iribarren. Ni siquiera los trabajadores manejan la información precisa del porqué de la escasez, aunque según el comunicado difundido por PDVSA, las fallas en el despacho del combustible se deben a las medidas de bloqueo internacional contra Venezuela.
Escasez y altos precios de los alimentos
Desde octubre, cuando Fedenaga y la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) acordaron los nuevos precios de la carne y el pollo, estos alimentos desaparecieron de todos los frigoríficos de la región.
El acuerdo finalizó con las siguientes decisiones: el kilo de pollo quedó en 24.500 bolívares, el kilo de carne quedó en 49.000 bolívares cortes regulares mientras que el solomo y la punta tienen un precio de 75 mil bolívares y posicionándose en la cabecera de la lista se encuentra el lomito con un precio de 80 mil bolívares.
El problema radica en que los distribuidores no ofrecen el producto a las carnicerías a precio justo sino por encima del acordado, por tanto los carniceros simplemente decidieron no recibir carne ni pollo porque tendrían que venderlos con sobreprecio y podrían ser sancionados u obligados a vender a pérdida.
El pernil ya no resulta accesible para las familias venezolanas que devengan sueldo mínimo, pues su costo es de 250 mil bolívares por kilo, entendiendo que una pieza puede costar en promedio 1 millón 500 mil bolívares.
Además de la carne, los costos de los demás ingredientes para la hallaca son exorbitantes, pues aceitunas, pasas y alcaparras son productos importados.
El pan de jamón se vende en las panaderías entre 200 y 230 mil bolívares y los consumidores consideran que a medida que se acerquen las fechas festivas (24 y 31 de diciembre) su valor continuará en escalada.
El resto de los alimentos de la cesta básica también sufrió incrementos descomunales en el último trimestre del año. Un cartón de huevos ya alcanzó los 200 mil bolívares y un litro de leche ronda los 40 mil bolívares.
Otros productos continúan desaparecidos del mercado como el azúcar, harina de maíz, pasta, mayonesa, margarina, aceite, arroz y leche en polvo, por lo que pocas opciones tienen los venezolanos para disfrazar la falta del plato navideño.
Déficit de servicios
Desde el domingo pasado reportaron en varios estados del país fallas en el suministro eléctrico, Lara no escapó de esta falla y hasta ayer algunos sectores esperaban el restablecimiento del servicio.
Usuarios temen un regreso de “los apagones” que pudiera ensombrecer aún más la época de Navidad.
Asimismo continúan las protestas en diversos puntos de la ciudad por las fallas en la distribución de gas doméstico, en las comunidades como Veragacha, Cují y Las Veritas, los vecinos cocinan al modo arcaico.
Despedidas
Como si fuera poco, la cereza del pastel para estas navidades venezolanas son las despedidas familiares. Son incontables las personas que todo el mes de diciembre estuvieron agilizando trámites en el Saime y Edificio Nacional, con el propósito de emigrar en los primeros meses del 2018.
Aunque con la esperanza de regresar, familias completas están a punto de enrumbarse a buscar sustento económico y mejor calidad de vida. Esta semana corrió el rumor en las redes sociales sobre un posible cierre de las fronteras hacia Colombia, aunque hasta el momento el Gobierno Nacional no ha tocado el tema.