La policía australiana intentaba este viernes comprender el atropello masivo cometido la víspera en Melbourne por un automovilista que aludió a los «malos tratos a los musulmanes», mientras el gobierno descartaba «en este estadio» la pista terrorista.
La policía rectificó este viernes a la baja el balance de hospitalizados por el ataque, de 19 a 18 personas, entre las que figuraban nueve extranjeros: uno de ellos venezolano y los otros procedentes de China, Italia, India, Irlanda, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Tres seguían en estado crítico.
El primer ministro, Malcolm Turnbull, exhortó a los habitantes de la segunda ciudad más grande de Australia a recuperar el ritmo normal, un día después de lo que consideró un «incidente aislado».
El ataque se produjo en Flinders Street, un punto muy frecuentado del centro de Melbourne y especialmente ahora, en periodo de fiestas.
El conductor del vehículo era un australiano de origen afgano de 32 años, que llegó al país como refugiado y que tenía antecedentes de consumo de drogas y problemas psicológicos, explicó Turnbull en una rueda de prensa en Sídney.
«De momento no se identificó ningún vínculo con el terrorismo», añadió, precisando que los investigadores trabajan sobre la base de varios elementos. «No debe descartarse nada».
El conductor dijo «que achacaba sus acciones a una percepción de los malos tratos a los musulmanes», indicó el primer ministro citando a la policía.
«Debemos seguir el ritmo normal de nuestra vida diaria», pidió el jefe del gobierno australiano, instando a sus compatriotas a que sigan haciendo uso de los espacios públicos.
La vida retomaba su ritmo habitual este viernes, con la reapertura de las calles del centro de Melbourne, donde se reforzó la presencia policial antes de las celebraciones de Navidad y de un importante partido de críquet entre Australia e Inglaterra, el martes.