Carla Zaras, directora de la Comunidad Penitenciaria Fénix, y cinco funcionarios penitenciarios (tres masculinos y dos femeninas), fueron liberados, luego de estar en manos de los privados de libertad quienes iniciaron un motín a las 3:30 de la tarde del lunes.
Más de 50 horas duró la situación de secuestro en Fénix que culminó en horas de la tarde de ayer. Las únicas peticiones de los reos eran el traslado para penales abiertos y el cese de los maltratos para sus compañeros.
Según las exigencias de los presos del área de Reflexión o conocida también como la Torre de Aislamiento, señalados de liderar el motín de Fénix, fueron complacidos por el Estado.
Se conoció que los mismos presos tendrían una lista de 250 privados de libertad que suministraron a las autoridades, estos serían los que van a ser trasladados para los penales que no tienen régimen penitenciario: Tocorón, en el estado Aragua, y Tocuyito, en el estado Carabobo.
Se conoció que la directora estuvo con ellos en el área de Media, y ante el temor de que le
ocurriera algo, ninguna autoridad del Ministerio de Asuntos Penitenciarios, había ingresado al penal.
Una fuente muy ligada a los hechos indica que a ella no la tocaron, no sufrió maltratos físicos, pero sí la amenazaron con acabar con su vida si no se daban los traslados.
Existía una presunción por parte de las autoridades de que los reos poseían un explosivo, lo que sí sabían con certeza es que tenían en su poder el armamento de los custodios, así mismo estaban totalmente claros de que cargaban armas blancas con las que también
pudieron atentar contra la vida de los funcionarios secuestrados en el recinto.
Consecuencias del motín Familiares de los presos de Fénix temen que al sacar a los 250
reos que estaban envueltos en el motín, posteriormente sean “castigados” los que allí se quedan, porque tienen la experiencia de otras revueltas.
Los internos del Centro Penitenciario David Viloria, ubicado a unos metros del penal en conflicto, también se vieron afectados porque les suspendieron las visitas con la excusa de evitar una reyerta, de igual forma se supo que las 80 mujeres de Fénix fueron pasadas a
Uribana.
Los custodios penitenciarios son otros de los que están pagando las consecuencias de este motín, pues esta semana comenzaba para algunos el permiso navideño.
Relataron que tienen hasta dos meses corridos laborando y ahora les anunciaron que dicho permiso no lo tendrían, que quedarían redoblando las guardias hasta el 10 de enero del siguiente año, situación que ha causado bastante malestar entre los funcionarios.
Mañana de zozobra
Este miércoles, las áreas cercanas al penal amanecieron llenas de familiares. Se trataba de un grupo superior a las 100 personas, la mayoría mujeres quienes se tapaban del inclemente sol con sábanas, suéteres y franelas.
En la zona no existe un árbol que pueda dar sombra, sentadas en la tierra, recostadas a un carro o a la orilla de la vía, allí se encontraban en zozobra porque no sabían de los
suyos.
Son pocas las familias residenciadas en Lara. Otras han llegado de San Cristóbal y Yaracuy, pero muchas se mantienen bajo comunicación vía telefónica con las mujeres de acá.
“No vienen a guerrear con nosotras, porque son mujeres de otros estados y sale costoso viajar y mantenerse aquí”, comenta una de las madres de uno de los privados de Fénix, centro penitenciario que alberga a los reos penados, muchos de otros estados.
Una señora delgada y blanca comentó que pasó la noche afuera del penal, había más personas presentes y muchas no lograron conciliar el sueño, observaron cómo el
penal estaba en total oscuridad.
Algunos reos que se pudieron comunicar en la madrugada comentaron a su familia que les
cortaban la luz, el suministro de agua, el cual se estaba agotando y además no tenían alimentos.
Sienten temor del destino de sus familiares, porque en horas de la noche un grupo de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) las retiró y ellas observaban
cómo entraba y salía una camioneta tipo Vans blanca al penal en donde montaban bolsas negras.
“Qué sabemos si están metiendo allí a nuestros hijos picados, nosotros lo único que pedimos es información, esto es desesperante”, recalcaba la dama.
También se observaba más movimiento dentro del penal que los días anteriores, había varias motos, dos camiones de la GNB y continuaban las unidades del Cicpc y la de la Base de Secuestro del Cicpc Lara.
El ambiente fuera del penal estaba como si no estuviera pasando mayor cosa y en
comparación con conflictos anteriores no era la misma cantidad de uniformados por el lugar.
Cerca del mediodía un grupo grande de internos se subió una vez más al techo del área de
Mínima de Fénix, algunos con uniformes amarillos, otros azules, con franelas y sábanas hacían señas a los familiares que allí estaban apostados. Ellos en cierto momento
entonaron el Himno Nacional.
Trascendió que en esta oportunidad los destrozos causados dentro del penal fueron mayores en las áreas del comedor, las salas de visitas, entre otras; así mismo se
supo que quemaron las colchonetas y parte de la ropa, dejando a muchos de los internos que no se sumaron al motín hasta descalzos y desnudos.
A las 12:26 del día salieron unas motos de la GNB y otros castrenses se acercaron a los familiares, mandaron a retirar los vehículos y las personas que estaban frente al penal, le dijeron que habría traslado.
“Lo que están negociando es la vida de la directora por el traslado”, enfatizó el guardia,
pero a la misma vez y a modo de provocación con los allí presentes les indicaban que pronto acabaría todo:
“Ahora es que va a llegar la Navidad, cuando empiecen a sonar los cohetes de los buenos”,
haciendo referencia posteriormente a que iban a ingresar al penal y seguido de esto vinieron más comentarios en donde vociferaban que los presos habrían quemado hasta las paredes, “pero no importa, cuando entremos nosotros nos encargaremos de pintarla”, así
continuaban los maltratos verbales contra los familiares, quienes
expresan que en cada visita son víctimas de ello.
Los reos, quienes miraban desde el techo, se agruparon en mayor cantidad al observar que los castrenses se acercaban a sus familiares, pero los funcionarios lograron alejar a los parientes a unos diez metros de la entrada del penal.
Justo en ese momento llegaron dos autobuses Encava que les trajeron un poco de esperanzas a los allí presentes. Se conoció que alrededor de las 2:30 de la tarde llegaron
al menos siete Encava más para un total de nueve autobuses.
Los buses entraron al estacionamiento del recinto penitenciario y allí permanecían hasta el final de la tarde. Aunque los movían de un lado a otro, ninguno cruzó el portón para salir antes de las 6.
Pacto en la tarde
La quietud en el lugar se mantuvo hasta las 5 de la tarde cuando entraron dos camionetas con funcionarios del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas).
Pocos minutos después, al techo del área de Mínima subieron dos funcionarios del Grupo de Repuesta Inmediata (GRI) del Ministerio de Asuntos Penitenciarios y luego se les sumaron otros cuatro para recorrer la superficie y lanzar al suelo envases que habían dejado allí los
reos mientras tenían el control, lo que significaba el restablecimiento del orden en el penal y el fin de la negociación a favor de los reclusos.
Demoraron poco en la cima de la estructura y ya cuando estaban abajo llegó una docena de motos abordada cada una por dos funcionarios de GNB más una patrulla del mismo organismo, todos se quedaron en el estacionamiento.
Con cada movimiento de los funcionarios las mujeres parientes de los prisioneros susurraban angustias, caminaban o lloraban.
Ninguna tenía certeza de si los traslados en efecto se concretarían ni cuáles eran los nombres incluidos en la lista.
Insistían en pernoctar nuevamente afuera de la cárcel si era necesario para despejar las dudas de si alguno de los suyos sería trasladado a un penal en otro estado.