Las autoridades paquistaníes intensificaron el lunes sus medidas de seguridad tras un ataque extremista contra una iglesia donde nueve personas murieron.
Otras 60 personas resultaron heridas en el atentado el domingo en Quetta, la capital de la provincia de Baluchistán. Es la primera vez el Estado Islámico se adjudica un ataque a una iglesia en Pakistán.
Familiares de las víctimas celebraron un funeral comunitario el lunes a la tarde en el cementerio cristiano de Quetta, y en el que ofició el obispo Sadiq Daniel. Dignatarios, representantes del gobierno y líderes de grupos cívicos asistieron a la ceremonia.
Victor John lloraba por la pérdida de su hija Maryam, de 17 años, que pereció en el ataque. Su nuera, Anita Bibi, estaba también en la iglesia y trató de salvar a Maryam cuando comenzaron los disparos.
Bibi recordó el estruendo de los explosivos y el humo que rápidamente llenó la sala. «En un instante toda la iglesia estaba envuelta en caos», expresó.
Hubo actos conmemorativos en todo el país. En Lahore, la capital de la provincia de Punjab, líderes cristianos y musulmanes realizaron un servicio religioso en honor a las víctimas.
El jefe policial provincial, Moazzam Ansari, dijo que las fuerzas de seguridad estaban tratando de encontrar a los responsables.
Unos 400 feligreses estaban en la iglesia cuando entraron dos atacantes, desatando un tiroteo en que uno de los agresores fue abatido por fuerzas de seguridad y el segundo disparó contra los asistentes antes de detonar su cinturón de explosivos.
El Estado Islámico se atribuyó el crimen afirmando que «nuestros mártires con ametralladoras y chalecos explosivos y granadas atacaron la iglesia».
Uno de los agresores detonó sus explosivos «en medio de los apóstatas mientras el otro murió enfrentándose con las fuerzas de seguridad paquistaníes».
El Estado Islámico se ha atribuido numerosos ataques en Pakistán en tiempos recientes aunque el gobierno insiste en que el grupo no opera allí.
___
