Cuando ya finaliza el año 2017 es propicia la ocasión para hacer un recuento o evaluación de todo lo ocurrido durante el año y de qué manera estos hechos pudieron haber influido en la calidad de vida de los venezolanos.
Debemos comenzar por evaluar la integridad física de la familia, la cual se encuentra en franco deterioro producto de la inclemente inseguridad, la desbocada actividad delincuencial , la proliferación de armas en manos de la población y la impunidad existente en los organismos de seguridad y Tribunales del país.
Otra área en crisis tiene que ver con el rubro de la alimentación; para nadie es un secreto la paralización del aparato productivo, el abandono del campo y la siembra de la tierra, el decaimiento de la reproducción y cría de la ganadería, la escasez y el desabastecimiento total de alimentos de producción endógena, artesanal y manufacturados.
También el sector de las medicinas, de los insumos y material médico está en terapia intensiva, buena parte de los laboratorios nacionales y extranjeros, fabricantes de medicinas e insumos, han cerrado sus puertas por falta de materia prima y la casi totalidad de estos insumos se fabrican en el exterior.
A esta cantidad de calamidades debemos agregar la desaparición de los repuestos, accesorios, cauchos, baterías, electrodomésticos, cemento, cabillas, vehículos, pintura, papel, transporte, viviendas, libros, teléfonos, utensilios, pañales, toallas sanitarias, jabón, aceite, azúcar, café y tantas otras cosas más.
Como dejar de mencionar lo que tiene que ver con los servicios públicos, los cuales muestran un estado caótico: agua, electricidad, telefonía, aseo urbano, correo, vías de comunicación, hospitales, aeropuertos, colegios, universidades, notarias, registros, aduanas y recientemente se agregaron, el gas, la gasolina, el gasoil y los lubricantes.
De acuerdo con lo antes descrito, se nos muestra un país en un completo deterioro en todos los aspectos: económico, político y social, con un aparato productivo acabado, sobreviviendo a través de una economía de puertos, con una desbocada migración de jóvenes y destacados profesionales, con una población en total hambruna y camino a un estado de mendicidad general.
Ahora bien, este estado de calamidad que vive Venezuela tiene una sola salida, que no es otra, que lo establecido en nuestra carta magna, y se proceda a sustituir este modelo económico “comunista” por un modelo económico “democrático”, donde participen todos los sectores del país, aunque es justo y necesario reconocer, que del lado opositor la tal MUD, hoy en estado de posible extinción, no ha sido nada asertiva en sus estrategias políticas y han depositado toda su menguada energía en una tal Mesa de Dialogo, hasta ahora sosa e improductiva.
De tal manera, que continuamos ante un panorama sombrío y carente de perspectivas halagadoras, con una ausencia u orfandad de liderazgo tanto en la oposición como en el gobierno, dirigiéndonos hacia un camino incierto, en un escenario auspiciado por una tal Mesa de Diálogo con unos mediadores poco confiables y totalmente de espaldas al pueblo.
En fin cerramos 2017 con la inflación más alta del mundo, con un bestial desabastecimiento y escasez de alimentos y medicinas, sin ningún canal humanitario, con las cárceles repletas de presos políticos, sin una ANL reconocida, respetada y en total funcionamiento, por lo que resulta oportuno preguntarse: ¿qué pasó con el documento “Convivir en Paz” mostrado el 11 de noviembre 2016 por monseñor Claudio M. Celli?Les deseamos a todos nuestros lectores Feliz Navidad y un venturoso año nuevo 2.018, y nos volveremos a reencontrar el domingo 14 de enero del 2018. Valor y pa’lante.