El chavismo, al igual que todo gobierno con aroma comunistoide, está condenado al fracaso, plantea la igualdad solo material, no en libertades, derechos, ni ante las instituciones del Estado ¡Eso sí! esa “igualdad material” solo aplicada al pueblo, los jerarcas del gobierno y sus allegados disfrutan de lujos sin restricciones ni controles.
China, la Unión Soviética y Vietnam por ejemplo se adaptaron a economías de mercado, pero manteniendo el privilegio de sus élites políticas que es para lo único que sirve el legado de Mao, Lenin, Ho y compañía. En el caso de Cuba, aún se mantiene el desahuciado comunismo socialista a través de la férrea represión, de la amputación de libertades/derechos al pueblo, manipulándolo por medio de cajas de comida e infinidad de restricciones más, hoy abre paso a la iniciativa privada (muy poco y lento, sobre todo capital extranjero) pero el castrismo se resiste a la democracia, a dejar sea el pueblo quien decida quienes gobiernan, cómo vivir, cómo desarrollar su potencial.
Lo que el chavismo llama “Guerra económica” no es más que las consecuencias de sus errores en materia económica: el intentar conducir la economía por decretos, la imposición de leyes inconsultas, la proliferación y sostenimiento de controles/racionamientos focos de corrupción y distorsiones en toda la esfera productiva, de distribución, de comercialización. La verdulera violación a la constitución, a los procesos electorales, además de los serios señalamientos por presuntos vínculos de corrupción, narcotráfico, terrorismo y violación de derechos humanos.
Ahora, la gran ventaja de la economía de mercado es que no es un invento manipulador como el espectro comunistoide, la economía de mercado es el proceso de producción, distribución y comercialización desde que el hombre es hombre, sus teóricos no han inventado nada, solo se han dedicado a su comprensión, de allí su supremacía mundial. El socialismo comunistoide es un invento manipulador de masas incautas, solo busca atornillar élites políticas autoidolatradas que luego se convierten en poder económico e instalan un régimen centrado en líderes “todopoderosos, supremos, salvadores, insustituibles” que crean pobreza para manipularla y vivir de ella.
Todas las naciones que hoy ostentan alta calidad de vida son economías de mercado, han desechado la toxicidad ideológica de sus procesos electorales y han consolidado la política como herramienta para calidad de vida. Centran sus ofertas/gestiones en lo real: salud, educación, impuestos, empleo, etc.
Por último, lo que determina el éxito de la economía de mercado son instituciones públicas profesionales, apegadas a la ley, así se evita la usura, la violación de leyes laborales, la evasión de impuestos, son vigilantes de la calidad de los productos, bienes y servicios. Una institucionalidad partidizada, desprofesionalizada, idólatra de gobernantes como la venezolana, solo genera inflación, escasez, desempleo, hambre, racionamientos, es decir, otro socialismo comunistoide… del Siglo XXI.