Imagine una pantalla de cine, en ella se proyectan infinidad de películas, ¿verdad?. No importa cuáles, independientemente de la intensidad de las escenas de cada una, la pantalla siempre permanece inmutable… Libre del contenido, de la forma, siempre amplia, siempre permitiendo lo que en ella se proyecta, porque nada amenaza su esencia ni su existencia.
Si traspolamos esta escena a nuestra vidaUd. es esa pantalla y desde ella, ante cualquier película y escena que pueda estar viviendo, sepa que mantiene una cualidad intrínseca a su existencia: su libertad… Esa que no se alcanza, no que se reconoce.
Tiene la libertad para escoger cómo mira lo que ocurre, qué tanto lo acepta o rechaza, qué tanto lo aprovecha o lo desecha… Tiene la libertad para aferrarse o soltar, para reprimirse o dejarseer plenamente Ud…
La libertad, así, puede entenderse como esa capacidad de elegir responsablemente, lo cual implica discernir entre lo bueno o malo de las cosas según un criterio personal y normas sociales acordadas, para proceder de acuerdo con nuestra conciencia.
Y es que hay que considerar que la libertad se ejerce de acuerdo con los principios fundamentales que nacen en la conciencia, en la familia y en la sociedad, es ahí donde este valor se orienta, forma, educa y respalda, formando personas íntegras. Por tanto, requerimos libertad de expresión y de participación en las decisiones importantes que afecten el destino propio, de nuestras familias y todo el conglomerado social.
No basta con hablar, se requiere participar desde la congruencia de lo expresado y lo realizado; como dicen por allí: del dicho al hecho… porque es en ese justo momento cuando se honra la libertad bajo el criterio de la responsabilidad, como un valor intrínsecamente humano y vital en el fortalecimiento de las relaciones interpersonales y sociales.
Por ello, les recuerdo en este momento que, como presencia de consciencia espiritual, somoseres naturales, fundamentales y absolutamente libres… Libres para ser, hacer y tener todo lo que decidamos y permitamos en nuestras vidas, entendiendo esa luz que existe en cada uno y debemos conectar en todo momento.
Como cualidad esencial de esa consciencia se hace imperante, entonces, reconocer cada instante que su decisión de libertad está siempre presente, a cada segundo, todo el tiempo, tanto como la presencia misma que es… como el soy que en ese cuerpo habita.
Por tanto, detrás, en y por sobre todo pensamiento, emoción, circunstancia, reto, altercado, problema, desafío, persona, dolor, enfermedad o muerte… está el espacio libre de la consciencia que es y le permite decidir a qué atender como parte de esa libertad de albedrío que como ser humano tiene.
Desde ahí, desde su esencia, desde su naturaleza,s plenamente libre… Libre para escoger hacia dónde dirigir su atención, en qué enfocarse, a qué darle su energía; es decir, libre para escoger su interpretación de la realidad ante la vida en la que se encuentra.
De allí la gran importancia de reconocer la libertad de su consciencia, independientemente de las circunstancias, lo cual permite se conecte con su poder para crear su realidad, en la medida que se adueña de la mirada a través de la cual se halla con la vida.
Y al ser y reconocerse libre, tiene el poder para elegir y dejarse guiar por una brújula única, exclusiva e intransferible en su vida: su sistema de guía emocional… Esas emociones que le indican si lo que siente le gusta o no, lo cual le informa si su vibra y yo interno se encuentran alineados o no con la felicidad y disfrute que procura en su vida.
Cuando presta atención a este sistema de guía emocional, podrá vivir más en la realidad que, desde la totalidad de suer, realmente desea vivir: siendo protagonista de una experiencia de vida que le haga ser más feliz, estar más en paz consigo mismo y en disfrute total de quien s… en total y plena libertad… ¡Así de sencillo, gente bonita!
