No se trata de un pequeño grupo, se trata de miles de ciudadanos que cotidianamente se someten a un calvario por no tener su tratamiento; una realidad que solo quienes la viven saben lo doloroso –más allá de lo físico– que resulta.
El hecho de no tener garantía de recibir sus medicinas a través de los organismos competentes hizo que una representación de pacientes crónicos se dirigiera a la Defensoría del Pueblo para hacer entrega de un documento en donde expresaron el riesgo que corren sus vidas por el hecho de que estas instituciones básicamente no les respeten un derecho fundamental.
Los afectados aseguraron que la manera de obtener los medicamentos es pagando una suma considerable de dinero o con ayuda de familiares del exterior, debido a que el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) es inconsistente con el suministro de los tratamientos de alto costo.
En el caso de los trasplantados, Yacqueline Pérez, presidenta de la Asociación del Enfermo Renal, expuso que corren el riesgo de perder el órgano por no conseguir cuatro inmunosupresores que para su patología son sumamente importantes.
Señaló que la crisis en los últimos seis meses ha sido peor, debido a que desaparecieron todos al mismo tiempo, por lo que no contaban siquiera con alguna alternativa.
Más de 3.000 personas deben asumir la precaria situación por lo que tomaron la decisión de hacer las exigencias correspondientes ante el organismo que debe hacer saber sus padecimientos y buscar los canales para dar una respuesta: la Defensoría del Pueblo.
“Esos funcionarios viven en la Isla de la Fantasía”, dijo por su parte Daniel Colmenárez, presidente de la Federación Organizada del amigo del Paciente Renal, sobre la negación por parte de las autoridades gubernamentales para aceptar la crisis humanitaria. “La realidad es que nos estamos muriendo” expresó.
Destacó que una persona que deba comprar una fístula debe cancelar 40 millones de bolívares, cuando se trata de un insumo que debería ser suministrado por los centros de salud.
Igualmente, quienes deban someterse a diálisis deben esperar que uno de los pacientes muera para poder obtener un cupo en alguno de las siete unidades de diálisis que se encuentran en la entidad larense.
Temen morir
Susana Mujica, paciente renal, duró tres años reuniendo por todos los medios posibles para lograr obtener un trasplante, debido a que le solicitaban los insumos y medicamentos que debió importar.
Cuando llegó la hora de obtener su nuevo órgano -en mayo de este año- le negaron la operación debido a que una de las máquinas se dañó.
La impotencia en sí fue abismal, temiendo incluso morir por la depresión y no por la enfermedad. Incluso Miraflores tuvo que emanar una orden para que le realizaran la operación pero ni siquiera eso ha sido suficiente para lograrlo, ahora necesita 3.000 dólares para ser atendida en una institución privada, por lo que solicitó ayuda a las instituciones correspondientes.