Como ocurre con otros aspectos de la vida nacional, el diálogo o como se quiera llamar, entre el gobierno y la oposición me ha tenido preocupado. No importa como llamen al diálogo, me parece que es lo mismo, aunque hay aspectos técnicos que obligan a la utilización precisa de los términos. El caso es que por razones de principios, me sentí inclinado a ver con cierto optimismo lo del diálogo. Dialogar es la única manera de entendernos y evitar confrontaciones innecesarias entre los seres humanos. Por otra parte, en esta oportunidad aparecieron algunos cancilleres como garantes de los resultados y el cumplimiento de lo acordado y aparecieron también, junto con la delegación de la oposición o formando parte de ella, representantes de la sociedad civil, especialistas en las áreas a discutir en las conversaciones. Estos últimos no representan partidos políticos, ni sectores organizados con fines partidistas o electorales, sino que son asesores técnicos de los representantes políticos.Como consecuencia de esta innovación, vi con relativo optimismo la realización del diálogo en República Dominicana.
Las informaciones que nos llegan de los días las conversaciones en Santo Domingo los días viernes 1 y sábado 2 de diciembre, no son alentadoras. Al contrario, son pesimistas y alarmantes. El gobierno ha solicitado el levantamiento de las medidas económicas impuestas contra funcionarios venezolanos en razón de conductas malévolas por parte de esos funcionarios. No son medidas contra Venezuela, no las impuso la oposición, provienen del gobierno norteamericano, mal puede la oposición venezolana, negociar su levantamiento. El gobierno tampoco aceptó en el diálogo, reconocer las atribuciones o facultades de la Asamblea Nacional legítima y bien constituida. Observo en este punto que no se trata de que el gobierno reconozca o no las atribuciones de la Asamblea Nacional, esa es su obligación, acatar lo establecido en la Carta Magna. Supongo que en la negociación lo que se pidió al gobierno fue dejar a un lado su desacato a la Asamblea Nacional, a la Constitución Nacional. Tampoco el gobierno aceptó el nombramiento de un nuevo CNE, lo cual echa por tierra una de las grandes y más sentidas aspiraciones de la oposición y de la colectividad nacional. De la misma manera no aceptó el nombramiento de un nuevo TSJ o aceptación del legítimo que actúa desde el exterior. Las noticias nada dicen de los presos políticos, lo que me hace suponer que el punto no se trató o que el gobierno no aceptó nada sobre esto.
Finalmente, la noticia más desalentadora es la negativa del gobierno a atender la solicitud de la oposición de abrir un canal humanitario en razón de la grave escasez de alimentos, medicinas e insumos médicos que vive el país. Increíble que el gobierno no haya aceptado esta propuesta. Ya existen un grupo importante de países y organismos especializados, dispuestos a ayudar a Venezuela en este aspecto de su explosiva crisis social. Que el gobierno no acepte demuestra palpablemente su inhumanidad e indolencia.
