Arquidiocesana – Adviento: “Preparación para una Navidad en la Fe”

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Adviento, tiempo litúrgico, con el que nos preparamos a la celebración de una verdadera Navidad Cristiana.

Periodo de recogimiento interior, como también de conversón hacia el Señor que viene. Tiempo de penitencia, de purificación en la fe.

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Es tiempo de esperanza en Dios. El Adviento dice tener relación con una actitud cristiana de espera y de lucha por la realización de la Salvación personal y comunitaria.

Este Adviento es un lapso de gracia y esfuerzo sincero en la búsqueda de un Cristo vivo, actuante en la propia existencia. Solo así, entenderemos qué es Navidad en la fe. En fin, hoy se nos recuerda la venida escatológica de Cristo. El retorno final de Cristo es imprevisible, tal como sobrevino el diluvio en tiempo de Noé y sorprendió.

Su venida será repentina y hallará desprevenidos a muchos, absorbidos, sólo por el dinero, sólo por el tener, sólo por la política, sólo por el placer, sólo por el saber, sólo por el aparecer.

Se le recuerda al cristiano que no absolutice lo temporal, que de espacio a Dios, y a la fe en su vida. Que esté vigilante, no sea que tenga tiempo para todo, menos para su vida según Dios, y que tampoco tenga tiempo para los valores, la adoración a Dios, y la realización de su voluntad. No sea que venga y sorprenda al hombre, con mucha materia y confort. Pero vacío de buenas obras, de trascendencia, de infinitud y de bien.

No podemos dormirnos en los honores y campanillas, ni en el mero éxito, o en las grandezas efímeras humanas. Hay que estar despiertos a la Salvación en esta vida y en la otra.

Debemos tratar de estar despiertos a la sociedad, evitar los excesos de cualquier tipo, cuidarnos del apego excesivo a las cosas de este mundo y, sobre todo, cuando nos aleja de Dios. Este tiempo es como una gran noche, en la que no debemos adormecernos, ni descuidarnos, sino vivir con prudencia y previsión desde la fe.

Estemos despiertos ante la oscura noche, donde nos acecha el enemigo de la codicia, corrupción, egoísmo, soberbia, engreimiento, en una palabra: el pecado. Quizás los primeros cristianos vivían en tensión, esperando de un momento a otro el retorno del Señor, y se cuidaban mucho de su vida espiritual, quizás olvidando la vida temporal, pero nosotros viendo que el Señor tarda, nos podemos enfrascar demasiado en la vida temporal y podemos descuidar nuestra salvación eterna, nuestra amistad con Dios; no ponemos atención si estamos en Gracia, en amistad con Dios, o en pecado, si somos sepulcros blanqueados, o somos árboles frondosos.

Es tan fácil caer en la indiferencia religiosa, o en la negligencia, secarnos por dentro, sentirnos vacíos, deprimidos, indiferentes en la fe.

Por eso podemos decir yo no soy como esos hipócritas que se dan golpes de pecho y siguen haciendo cualquier cosa; pero podemos también ser hipócritas sin darnos golpes de pecho, y sin asistir a los templos. En fin, se trata de entender lo que significa orar o asistir a la Iglesia; lo que significan las buenas obras, la puesta en práctica de los valores. Es necesario pues tener una fe adulta, que nos permita iluminar toda la vida humana y social desde la trascendencia, desde Dios.

Así nos preparamos cada día a la venida del Señor, y a una autentica celebración de la Navidad. Que no sólo sea Noche Buena, llena de alcohol y vanidades, sin ser una noche de fe.

Vamos a celebrar una verdadera Navidad Cristiana en la que el Niño Jesús renazca en nuestros corazones, en nuestros hogares, en nuestra vida toda.

Desde ya Feliz Navidad en Cristo. .

El respeto a cada persona y grupo son fundamentales para alcanzar la paz

VATICANO, 28 Nov. 17 / (ACI).-/ El Papa Francisco pidió dejar a un lado las diferencias porque crean división…

“La sabiduría de los antiguos ha definido la justicia como la voluntad de reconocer a cada uno lo que le es debido, mientras que los antiguos profetas la consideraban como la base de una paz verdadera y duradera”.

…el futuro del país debe “ser la paz”, basada “en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo —sin excluir a nadie— ofrecer su contribución legítima al bien común”.

Evangelio

Marcos (13,33-37): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»  Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesus.

 

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