El nuevo ministro venezolano del Petróleo, el general Manuel Quevedo, denunció este jueves un «sabotaje de la producción» en el país y amenazó con dejar de vender bruto a Estados Unidos, una posibilidad que los analistas consideran poco probable.
«Hemos tenido que detener a más de 20 personas que han estado involucradas en un plan de sabotaje de la producción», dijo Quevedo, que también ejerce como presidente de PDVSA, la petrolera nacional, durante una reunión en Viena de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Las autoridades venezolanas ya detuvieron la semana pasada por presunta corrupción al presidente y a cinco vicepresidentes de Citgo, la filial en Estados Unidos de PDVSA, por «robo descarado», en palabras de presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Un «plan de sabotaje» que Quevedo comparó con «lo que sucedió en Venezuela en el 2002 y 2003, que fue un golpe orquestado en contra del presidente [Hugo] Chávez»
«Esta vez estaban haciendo toda una planificación para ir declinando la producción», aseguró.
Venezuela, el país con mayores reservas de petróleo del planeta, produjo en octubre pasado 1,94 millones de barriles diarios, 160.000 menos que el mismo mes del año anterior.
En este contexto de producción históricamente baja, Maduro nombró por sorpresa el domingo a Quevedo, un general de la Guardia Nacional venezolana, con el objetivo de hacer «limpieza» y de aumentar la producción.
«Tenemos que aumentar por lo menos un millón de barriles más de lo que estamos produciendo hoy», pidió Maduro el miércoles en Caracas.
Pero ese «milloncito», como lo calificó, no será fácil de lograr, según varios analistas, que apuntan a la falta crónica de inversiones y la corrupción como principales causas de la situación del sector petrolero del país.
«Existe una cultura de la corrupción y además no han mantenido sus medios de producción, por lo tanto [ese objetivo] es utópico, imposible. Quizás se podría aumentar la producción en 200 0 300 mil barriles pero harían falta años de inversiones», apunta Alexandre Andlauer, un analista en energía de la consultora Alphavalue.
Amenazas a Estados Unidos
Cuando los precios del petróleo empezaron a caer en 2014, el gobierno venezolano redujo drásticamente las importaciones y provocó una severa escasez de alimentos y medicinas.
Aunque desde entonces los precios se han recuperado, Venezuela vive un colapso económico que ha llevado a un grupo de acreedores y calificadoras financieras a declarar en default parcial al país y a PDVSA, pilar de la economía venezolana que aporta el 96% de las divisas.
Además Estados Unidos aplica desde agosto a Venezuela sanciones que prohíben a sus ciudadanos negociar nueva deuda emitida por el gobierno y PDVSA.
Frente a este «secuestro» financiero denunciado por Caracas, Maduro amenaza con dejar de vender petróleo a Estados Unidos, una posibilidad que tampoco descartó este jueves el ministro Quevedo.
«Tenemos toda la voluntad de venderle petróleo al pueblo de Estados Unidos pero si su gobierno no quiere ayudar al pueblo norteamericano, nosotros buscaremos otro mercado, tranquilamente», afirmó en Viena.
En la práctica, Estados Unidos es el mejor cliente de Venezuela, al que compra 750.000 de los 1,9 millones de barriles diarios (mbd) que produce, por lo que los observadores del sector ven muy complicado que se cumpla la amenaza.
«No me tomo en serio la amenaza porque en realidad no tienen otros compradores de su bruto», afirma Joseph McMonigle, de Hedgeye.
No obstante el analista descarta un embargo total de Washington a la compra del oro negro venezolano.
«Las sanciones actuales ya están teniendo un impacto, no creo que Estados Unidos prohíba las importaciones de Venezuela pero esto podría cambiar», añadió.