”La señora de allá abajo tuvo que salir corriendo con sus hijos antes de que la casa le cayera encima. La familia de aquella vereda no se ha ido por no tener a donde ir, pero la casita se le está cayendo a pedazos. Yo todavía estoy aquí gracias a los remiendos que le hemos hecho a la mía”.
Explicaciones como esas se escuchan en La Escalonada cuando cualquier extraño visita a alguien allí residente.
La Escalonada es una urbanización popular, construida por Inavi hace más de diez años, ubicada en el lado este de Cubiro, que, de acuerdo a expertos en la materia, tiende a desaparecer si la extensión de tierra donde está asentada continúa hundiéndose.
Allí, varias viviendas se han desplomado totalmente y otras presentan serias grietas que obligan a presumir, seguirán el mismo camino.
Es el caso de Justa Pastora Escalona, cuya casita presenta grietas en varias paredes, obligándoles a hacerles reparaciones de manera constante para poder seguir habitándola.
“A cada rato le hacemos remiendos, pero se vuelve a abrir la pared; a veces, de noche, vemos hasta la Luna por los huecos que se abren”, expresa.
En la misma vereda está, o estaba, la de Giovany Orellana, completamente destruida.
En peor situación se encuentra Saúl Lara, temiendo siga agrietándose la suya.
Tampoco es nada agradable la de Domingo Mendoza, quien ha tenido que enderezar los marcos de la puerta principal para poder seguir abriéndola y cerrándola, así como apuntalar las paredes para evitar se desplomen.
A su lado se encuentran otras cuatro viviendas que no resistieron los movimientos de tierra y se vinieron abajo, parcial o totalmente, dejando a sus propietarios sin techo y pocas esperanzas de contar con unos nuevos.
En esa comunidad hasta la sede del jardín de infancia tuvo que ser cerrada por las fallas o grietas que presenta.
Pero el problema no se circuncribe a La Escalonada, afirma Dámaris Mendoza, presidenta de la Asociación Civil Pro vivienda Nuevo Amanecer, que viene luchando por resolver el problema habitacional de todas las familias afectadas por el fenómeno.
Recuerda que uno de los censos realizados hace algunos años dejó como resultado 60 familias afectadas en La Escalonada, 15 en San Rafael 1 y 2; 12 en El Higuerón, 5 en El Charal, 7 en Chirgua, 5 en Mi Yacural y otras en Palermo-Agua Viva, pero la cifra se ha incrementado los últimos años, superando las 400.