Del Guaire al Turbio – Dios los cría…

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… y ellos se juntan, remata el refrán, aplicable a muchos casos para bien y para mal. En el panorama actual de nuestro país estas juntas proliferan, antes también, pero en muchos casos con fines nobles como llevar adelante una gesta de independencia, tal la unión entre Bolívar, Páez, Sucre. O bien un movimiento estudiantil combativo, un partido político, como hicieron en el siglo pasado Bentancourt, Leoni, Barrios y otros para fundar Acción Democrática, y Caldera, Fernández, Pérez La Salvia, etc., para crear a Copei. Y no sólo en lo político sino para fines benéficos, científicos, económicos, sanitarios, religiosos, educacionales, se reúnen criaturas de Dios con ideales o ambiciones comunes y llevan adelante instituciones respetables y eficaces. Ejemplos sobran en el mundo.

Sin embargo, este Dios los cría y ellos se juntan suele ser, en muchos casos, para el mal. ¿Qué otra cosa son las mafias, ku klux klan o carteles de la droga? Unión para delinquir. Y en casos menores, sin mayor trascendencia, pero que pueden ser el inicio de una carrera de hampón, cuando los niños se ponen de acuerdo para saltar un cercado y robarse unas frutas. Recuerda San Agustín en sus Confesiones, que lo hizo él mismo cuando era mocito y las manzanas ni siquiera eran buenos, sólo fue por el placer de hacer lo prohibido. Él se arrepintió, no olvidó el hecho para su vergüenza y después fue nada menos que un gran santo, de los Padres de la Iglesia, pero cuántos otros se quedan adictos a la delincuencia. Los padres a veces no son lo suficientemente buenos educadores para corregir estas travesuras, las consideran intrascendentes y no piensan que son la semilla de futuros ladrones, tal vez de cuello blanco, que estafan en organismos públicos y privados.

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Venezuela ha sido víctima de mucho descuido en la educación básica de sus hijos. Unos, por abandono de sus padres y pobreza extrema, se criaron en la calle, sin oportunidades para ser formados en principios y valores. Otros, también abandonados por sus progenitores pudientes en manos de la servidumbre, por demasiada dedicación al trabajo, a los negocios y a la vida mundana. Otros, de clase media, porque padre y madre tienen que luchar duro en la calle para sobrevivir y el niño vive horas de soledad familiar. Son tres tipos de soledades: la de la calle, la de la mansión y la del hogar del barrio. Todas hacen daño, todas igualan en la huella que dejan en el alma. Si somos hombres, nacemos con el fomes peccati, la impronta del pecado original, por eso necesitamos que nuestra conciencia sea formada y orientada desde la infancia, si no, llegaremos a adultos con enormes fallas. Es lo que pasa en nuestra nación y en el mundo: mucha gente está ayuna de principios morales. Aquí lo veo claro.

Gente comprometida con una causa que luego traiciona. A eso lleva una ambición de poder, de dinero o de simple acomodo para ver qué pesca y situarse sin sacrificio en lo malo estable que parece perpetuarse. Agréguese la famosa y deformante viveza criolla. Son y lo digo de frente, inmoralmente acomodaticios, son los traidores de la unidad. Dios crea Henrys y ellos se juntan… y se les agrega Rosales.

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