Estos dos intelectuales, a pesar de ser de los más representativos del pensamiento marxista venezolano han sido extrañamente marginados u olvidados en la construcción ideológica del proceso revolucionario venezolano. Este olvido es aún mas extraño en el caso de Núñez Tenorio quien fue considerado uno de los ideólogos principales, del movimiento bolivariano y quien muriendo a penas días antes del triunfo electoral de 1998 no pudo contribuir en la reconstrucción de la república. Nos preocupa que estos marginamientos pudieran tener como causa la fobia que aún hoy causa el marxismo en el seno de quienes dirigen y son la vanguardia del proceso revolucionario. No puede ser que bajo el alegato de que éste es un nuevo socialismo, a lo venezolano y a lo bolivariano y que busca ser original y no copiar otro modelo, se pretenda negar el papel histórico que tuvo, ha tenido y seguirá teniendo el marxismo en la matriz fundamental del socialismo moderno. La lucha contra el dogmatismo no puede llevarnos a otros dogmatismos, de negar el papel de quienes históricamente han pensado y han formado parte de las luchas de clases, por la desconstrucción del modelo capitalista y el surgimiento de una sociedad radicalmente distinta.
Siempre he manifestado que prefiero un dogmatico a uno de estos seudos intelectuales que dice mucho y nada a la vez, a quienes no los une ningún basamento teórico y filosófico firme, aquellos que se dejan llevar por todos los modismos intelectuales (posmodernidad, complejidad, sociedad del conocimiento y pare usted de contar). Sin la menor duda el socialismo, el nuevo socialismo no es solo marxismo, pero socialismo sin marxismo no es socialismo, es cualquier otra cosa desde socialdemocracia, revisionismo, anarquismo o simplemente más de lo mismo.
Este planteamiento es aún más pertinente cuando estamos hablando de intelectuales como Ludovico Silva y Núñez Tenorio quienes desde el marxismo hicieron fuertes intentos por estudiarlo críticamente desde los intereses y la perspectiva latinoamericana y siendo fuertes críticos al dogmatismo y a las desviaciones de la experiencia soviética. Si algo atenta contra la madurez y solidez del proceso revolucionario y la construcción del nuevo socialismo es su pragmatización, creer que es solo un proceso donde debemos ganar elecciones, crear algunas misiones que permitan dar respuestas a los excluidos pero que por debilidad o carencia teórica y filosófica no traspase de la estatización de la república, del caudillismo, del efectismo electoral, del efectismo del concreto y no permita la construcción de nuevas relaciones sociales, de una nueva economía, una nueva educación, una nueva cultura e ideología que enfrente no solo las bases materiales de dominación capitalista sino -las mas difícil de percibir- las estructuras de dominación política e ideológica. Continuará…