Un individuo sin hogar es aquel que toma las calles, avenidas y en muchos casos los espacios debajo de los puentes, convertidos casi siempre en su hogar. Esta situación es bastante particular y posee una serie de factores importantes que pueden desencadenarla en cualquier parte del mundo, como un desastre natural (huracán, ciclón, tsunami, terremoto, erupción volcánica, entre otros), fractura de los lazos laborales, sociales y familiares, adicción a sustancias prohibidas, robo agravado a familiares, migración fallida y depresión.
Por ese motivo, cada 28 de noviembre se recuerda el Día de las Personas que no poseen hogar, fecha propicia para sensibilizar sobre la importancia de tener un techo digno.
Existen situaciones puntuales donde las personas que lo han perdido todo y sufren alguna consecuencia, tienen miedo de regresar al sitio que los convirtió en presa de estos sucesos.
En los peores casos esta condición pasa a convertirse en extrema indigencia, ya que en muchos lugares del mundo, este sigue siendo un problema que se escapa con frecuencia de los sistemas de gobierno. Es por ello que la condición de extrema indigencia, a pesar de muchos esfuerzos fallidos, sigue ganando terreno en la población que no posee hogar a nivel mundial, muchas de estas personas pasan a experimentar un fenómeno llamado exclusión social.
En países de Occidente, una gran cantidad de personas que atraviesan por vivir en situación de calle, son varones -en distintas edades- viendo coartada sus oportunidades en diversas áreas sociales.
Problemática creciente
En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, especialmente en el artículo 52, está consagrado el derecho irrenunciable de cada ciudadano venezolano a tener una vivienda digna, responsabilizando al Estado como garante de los principios que se establecen en el mismo.
Por otra parte, expresa la necesidad de contar con los servicios básicos, como luz, agua, seguridad, limpieza, salud y acceso directo de transporte público.
Las familias en situación de pobreza extrema son aquellas que no tienen dinero ni siquiera para comer.
Es aquí cuando el poder adquisitivo o de compra que puede poseer una familia, en Venezuela está disminuyendo a cada momento, creando constantes desbarajustes que contribuyen a tambalear la economía nacional.
En este aspecto las personas abandonan a sus familiares porque no tiene cómo poder salir adelante pese a esta difícil condición.