Arquidiocesana: Solidaridad Cristiana

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“Entonces el Rey dirá a los de su derecha vengan benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes, desde el principio del mundo; porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme” (Mateo 25, 34-36).

El Hijo del hombre, se manifiesta como Rey e invita a los de su derecha a entrar en posesión del reino preparado para ellos desde el principio del mundo. Los motivos que dan razón a esta actitud, se reducen a obras buenas, hechas a los seres humanos, muy especialmente a los más necesitados.

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Cristo, insiste en que son obras, hechas desde el amor, la fraternidad y la solidaridad. No quiere que sean hechas por publicidad, o por interés meramente político, o mercantilista. No son maneras de obligar a Dios, a hacer cualquier capricho humano, sino que se deben entender dentro del cumplimiento de la voluntad divina en orden a construir una sociedad más humana. Dios ve esta rectitud de corazón, y por supuesto tendrá sus efectos en esta vida y en la eterna.

La sentencia definitiva, se fundamenta en motivos sinceros de cooperación fraterna desde el amor verdadero, quizás silencioso pero profundo, al prójimo y a Dios, Padre de Misericordia.

Jesucristo, quiere que recemos con fe, con conciencia: quiere que estudiemos y conozcamos nuestra religión; desea que participemos activamente de los sacramentos; que por lo tanto asistamos a los templos; nos invita a arrepentirnos de lo malo, con o sin golpes de pecho; pero también desea que manifestemos nuestro cristianismo en la vida, en el que hacer diario, en el entorno social.

Él desea que como efecto o causa de aquellas oraciones, procesiones, el llevar estandartes, medallas, pertenecer a cofradías, movimientos, asistencia a Tedeum, misas, bautismos, bodas, entierros, actos de verdadera fe, sean un encuentro con Dios; y así también procuremos tener sensibilidad social, en el trato con los seres humanos.

TUVE HAMBRE…

Así pues, se debe procurar trabajar para alimentar decentemente a la familia, pero también debemos pensar en cooperar con los asilos, orfanatorios, donde se ayude a personas de verdad necesitadas.

También se da de comer cuando se abren fuentes de trabajo, cuando con dignidad se da comida a alguien que la requiera, ya sean ancianos sin familia, dementes, refugiados, damnificados, tratando de buscar una solución permanente. Es bueno que pensemos y actuemos a favor de tantos que padecen hambre.

Si esto hacemos con verdadero espíritu de fraternidad y fe, el Señor nos dirá: “vengan benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me dieron de comer”

TUVE SED…

El agua es uno de los elementos más necesarios en la vida humana, hasta tal punto que se dice, que un vaso de agua no se le niega a nadie. Sin embargo, cuántas poblaciones carecen de agua; cuántos barrios sin ese precioso líquido. Y con tantos ríos y aguas en el subsuelo.

Qué importante es que las autoridades se preocupen seriamente por este servicio; para que tantos que padecen de sed, el Señor, les pueda decir: “Vengan, benditos de mi Padre, porque tuvimos sed y nos dieron de beber.

FUI FORASTERO…

Qué duro, cuando alguien tiene que dejar su país y al llegar a otro se le trata mal; se le ve como un enemigo, un extraño, qué terrible cuando se siente uno tratado como un ciudadano de segunda. Tratemos bien al que nos visita, tratemos bien al que viene de lejos a luchar con nosotros, no olvidemos que todos somos forasteros en esta vida.

Que nuestro trato sea fraternal, porque todo hombre es nuestro hermano.

Si así lo hacemos, escucharemos al Señor que nos dice: “Vengan benditos de mi Padre, porque fui forastero y me acogiste.

ESTUVE MAL VESTIDO, ENFERMO, PRESO…

Cómo dice positivamente de alguien, cuando siente dolor, al ver a una persona mal vestida, enferma o presa y trata de ayudar, de ofrecer alguna solución; un trabajo, un traje, una medicina o una visita.

Todo esto indica que se respeta al ser humano, que siente el dolor ajeno. Eso significa solidaridad cristiana, que surge de la más pura caridad bíblica. Qué grandioso es estar al lado de un enfermo; no dejarlo solo, acompañarlo darle ánimo a él y a sus seres queridos. Qué ejemplo de quienes en medio del dolor buscan al sacerdote para que unja y llene de esperanza cristiana y eterna, al que padece enfermedad o está a punto de entregar su alma a Dios.

Quienes así actúen escucharan sonoramente al Señor, cuando les diga: “Vengan, benditos de mi Padre porque estuve mal vestido y me vistieron, estuve enfermo y me acompañaron, estuve preso y vinieron a verme”.

Y SENTI TU AYUDA…

Hoy entendemos que todas esas obras buenas, se refieren a la cooperación en todas las necesidades humanas.

Así son benditos, los que permiten que muchos niños y jóvenes estudien, se preparen, se capaciten.

Benditos los que se esmeran por- que en los barrios existan dispensa- rios para atender a al gente sin recursos.

Benditos los que se preocupan por el deporte, para que nuestros jóvenes crezcan sanos, física y espiritualmente y no sean victimas de las drogas y los vicios.

Benditos los que crean fábricas para que haya trabajo.

Benditos los que practican los valores

Benditos los que fomentan la amistad y fraternidad humana.

Benditos los que enseñan con su vidaysupalabraaamaraDiosyal prójimo.

Hoy se celebra el día del Apostolado Seglar.

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