“Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias, creándolas si no las encuentra”. George Bernard Shaw
George Bernard Shaw, conocido como Bernard Shaw por petición propia, fue un dramaturgo, crítico y polemista irlandés cuya influencia en el teatro, la cultura y la política occidentales se extiende desde 1880 hasta ahora. Escribió más de sesenta obras, algunas tan importantes como Hombre y superhombre (Man and Superman, 1902). Premio Nobel de Literatura en 1925 y en 1938 compartió el Óscar al mejor guion adaptado por la versión cinematográfica de Pigmalión, convirtiéndose en la primera persona en recibir el Premio Nobel y un Premio Óscar.
Venezuela se debate, entre el dolor y la impotencia, dentro de la peor crisis que se haya conocido desde antes de que se fundara la república y se vaticina que apenas estamos entrando a la tormenta; se augura que los días próximos será cuando debamos soportar lo que se denomina el ojo del huracán.
Tenemos el derecho de ejercer el deber de asegurarnos y apertrecharnos para aguantar la terrible arremetida de las fuerzas nefastas que tratarán de destruirnos.
¿Alguien dijo miedo? Sí, muchos lo hemos sentido, pero valor es miedo vencido. Es levantarnos erguidos, con la frente en alto; con la voluntad necesaria para lograr las metas propuestas. ¿Objetivo? El bienestar de la patria.
El capital más preciado del cual disponemos es nuestro capital humano, nuestra propia gente (no cito nombres de personas que han soportado estoicamente la hecatombe de la cual sobrevivimos y con hechos inolvidables han demostrado su entereza, sus principios y valores, por respeto a quien pueda obviar; seguro estoy que saben de mi agradecimiento y admiración); nuestra entereza y capacidad para enfrentar elementos, desastres telúricos y/o adversidades demoníacas. Así se ha demostrado ancestralmente, también se ha demostrado la gallardía y la integridad del perdón y, a veces con ello, hemos confirmado que pertenecemos al segmento de seres vivos que tropiezan más de una vez con la misma piedra.
La historia de Venezuela está plagada de leyendas de guerras fratricidas, desde la existencia de indios caníbales, la Guerra de Independencia, guerras federales, montoneras y dictaduras, hasta incendiarios de pueblos, caseríos y sabanas, esclavistas de niños y adolescentes, incongruentemente, hechos héroes míticos al grito de Tierra y Hombres Libres.
Parafraseando a Don Rómulo Betancourt, puedo expresar que: “Venezuela cuando necesito a sus libertadores no los importó… los parió”. Pero, mi única patria, también ha parido a millones de venezolanos que estamos dispuestos a recuperar el bienestar que merecemos, con perseverancia, amor verdadero, trabajo, con el cumplimiento del deber que nos ha dado la potestad de ejercer nuestros derechos; y con la férrea voluntad de restaurar el estamento legal que nos ha caracterizado como nación libre y democrática ejemplo en el mundo.
Debemos mantener encendido al candil que alumbra nuestro futuro; forjemos el porvenir con el fuego sagrado que nos da la férrea voluntad de lograrlo. Nuestro presente nos lo exige en nombre de nuestros seres queridos y… de nuestros sucesores.
Paremos la migración, tengamos descendientes, familiares, parientes y amigos ¡venezolanos! Es perentorio vencer la delincuencia y al oprobio económico, debemos rescatar la calidad de vida que habíamos logrado, y mejorarla.