Como consecuencia de la escasez de azúcar, las personas están recurriendo al papelón para endulzar el café, jugos o dulces, y para poder atender la creciente demanda de ese producto, se ha incrementado la reactivación de trapiches que estaban abandonados y en los activos la producción.
Entre estos últimos se encuentra el ubicado en Buena Vista, al oeste del municipio Iribarren, uno de los más antiguos del estado Lara, que, bajo la administración de Javier y Federico Sequera, continúa vigente una tradición de muchos años.
Explicó Federico que en los últimos meses la demanda de panelas o conos de papelón y la miel de caña se ha duplicado, lo que les ha obligado a producir más para que nadie se quedesin el endulzante.Para que eso suceda, lógicamente, tienen que incrementar también el “arrime” de la caña de azúcar, la materia prima indispensable para que no se pare la producción, pero allí no tienen problema en ese aspecto pues poseen, desde hace años, sus propios sembradíos.
Se considera que otras factorías tradicionales como la de Buena Vist dependen de la caña de azúcar que les suministran algunos cañicultores para poder continuar funcionando.
Federico Sequera lamenta lo que está ocurriendo con la cañicultura nacional, prácticamente paralizada, en primer lugar, porque ls productores consideran poco rentable continuar sembrando y se han ido a otros rubros.
Edgar Contreras, presidente de Socadol, explicó que los bajos precios fijados por elGobierno acional no les resultan.
Puso como ejemplo que elGobierno paga el azúcar cruda, importada, a 35 mil bolívares el kilo y la caña nacional apenas a 6 mil, de allí la desaparición de la cañicultura en Venezuela.
Diolis Silva, presidente de Asocaña, por su parte, explicó que a los productores les resultas más rentable vender la materia prima a los dueños de trapiches, en primer lugar, porque se la pagan de inmediato o en pocos días, y en segundo lugar, porque ofrecen hasta a 120 mil bolívares la tonelada.
Tanto Contreras como Silva coinciden en qu hasta ahor las reuniones convocadas por elGobierno no les han dejado beneficio alguno pues no se ha llegado a un acuerdo con respecto a la fijación de precios al productor.
Mientras tanto, la venta de papelón se incrementa a diario en el comercio, temiendo los consumidores que también caiga en las garras de los especuladores, aunque en algunas partes venden ya cada panela hasta en 20 mil bolívares.