A la crisis antihumanitaria a la cual nos condena la ambición de poder del disfraz de socialismo, mantenido por el narcocorrupto régimen castrense, surge la conmemoración de dos episodios para reflexionar: golpe de estado y magnicidio. Del primero este 24 de noviembre se cumplen 69 años. La asonada anunciada derrumbó al primer gobierno democrático de este siglo electo en sufragio universal, directo y secreto: el que presidió el maestro, escritor y novelista Rómulo Gallegos.
Protagonista de la acción se tiene a quien el ilustre mandatario profesaba, según confesión propia, “un cariño sin límites”, tan es así que le consideraba su hijo putativo. Lo evidenció al realizar como Presidente de la República su primer y único viaje al exterior: Estados Unidos. Dejó encargado del mando al Ministro de la Defensa, en vez de hacerlo con un compañero del partido Acción Democrática Eligio Anzola, a quien correspondía por ser ministro del Interior. Personaje en referencia es Carlos Román Delgado-Chalbaud Gómez. Con él convivió exilio un año en España. El entonces ingeniero y su cónyuge la rumana Ludbow Berliand (Lucía Levine), fueron recibidos por don Rómulo y su esposa doña Teotiste Candelaria Arocha Egui, en la casa en Madrid.
Encabezó la trilogía militar (conformada además por Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez). Venía de participar en golpe del 18 de octubre de 1945 contra el gobierno de transición a la Democracia del General Isaías Medina Angarita, que orgulloso definía de “movimiento revolucionario de la juventud militar del Ejército”. Aceptó integrar la Junta que asumió el Poder al ser derrocado insigne Maestro, como Ministro de la Defensa (denominación que él adoptó en lugar de la de Guerra y Marina). “Entraré a formar parte presidiéndola porque tengo mayor rango militar”.
En su primera alocución presidencial afirmó que dicho movimiento “no se orienta de ninguna manera hacia la instauración de una dictadura militar, ni abierta ni disimulada” e hizo constar que no asumía mando “para atentar contra los principios democráticos sino para obtener su efectiva aplicación y preparar una consulta electoral a la cual concurra toda la ciudadanía en igualdad de condiciones”. Ocarina Castillo D´Imperio, profesora de la UCV, magister en Historia Contemporánea, autora de publicaciones de la materia, entre ellos la Biografía de CDCH, observa que a fin de dar visión de amplitud, “se escogieron en su mayoría figuras independientes como miembros del Gabinete, siempre que fueran de alto nivel profesional y de honestidad comprobada”.
Formó el equipo “que involucraba de posiciones conservadoras, pasando por moderados, hasta personajes de marcada tendencia liberal”. Para Alberto Müller Rojas era de ideas socialistas, lo cual destaca Laureano Vallenilla Lanz: “Debajo de la guerrera del oficial subsiste el estudiante revolucionario y socializante”; aunque voceros de la embajada yanky lo calificaba de pronorteamericano y anticomunista. No faltaban quienes le señalaban de camarada, como en lo personal me lo sostenía el periodista Luis Cordero Velásquez.
“Muy de Centro” lo consideraba Víctor Maldonado Carrillo. Otros testimonios recopilados por OCD´I, le definen de convicciones liberales modernas, respetuoso del constitucionalismo; conocedor de varias lenguas, hablaba perfecto francés e inglés; lector incansable; sobrio y austero, honesto, sencillo en el trato; sabía atraer las masas. Rómulo Betancourt le concibió de ideales democráticos. Dichas cualidades resaltaban en el libro de OCD´I: Carlos Delgado Chalbaud Un hombre, un Dilema, un Magnicidio. De este crimen se cumplieron 67 años este 13 de este noviembre.
Al margen.- Peor suerte la de carabobeños por imposición de liderazgo de la revolución que usurpa el nombre de Bolívar como calificativo. Ideologizaron el eructo para un gobernador y ahora el del burro que utilizó como bandera el nuevo mandatario.
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