En el siglo XIX se denominaba “mantuana” a la clase social representada por los venezolanos descendientes de españoles. Las mujeres de esta élite solían usar mantas ostentosas para diferenciarse del resto y dejar claro su estatus en la sociedad. El término nació en Caracas.
Entre el ardiente fuego de la cocina, las exigencias de las grandes familias y los conocimientos de aquellas mujeres que, en el siglo pasado, se encargaban del arte de cocinar, los ingredientes, especias y hierbas traídas de España, se fueron mezclando con los que provenían de tierras venezolanas, enriqueciendo los platos y aumentando los sabores. Así surge la comida o cocina de los mantuanos y esta es parte de nuestra historia.
Platos de la época
Aunque para aquel entonces, los siguientes platos solo representaban la comida de una clase social, hoy día son parte de la tradición culinaria de nuestro país, algunos son: El asado negro, el pastel de chucho, los bollos pelones, las polvorosas de pollo, la torta bejarana, el negro en camisa, entre otros.
Fusiones
Entre las mezclas que podemos destacar, se encuentran la incorporación del onoto a los guisos, la sustitución del azúcar por el papelón para endulzar o los sabores agridulces para producir nuevas sensaciones.
También, técnicas como el horneado, el guisado y la fritura hicieron fusión con utensilios, autóctonos, como el budare, los morteros de piedra, calderos de barro, entre otros; consagrando un delicioso tipo de comida que hasta nuestros días sigue deleitando el paladar.
Receta Mantuana
Bollos Pelones
Lo que necesitas:
2 Tazas de Harina de maíz
2 Yemas de huevo
1 Cucharada de sal
1 Taza de salsa con tomate hecha en casa
El relleno de tu preferencia:
Carne molida, pollo, pescado, entre otros.
Agua
Lo que harás:
Prepara la masa mezclando la harina, sal y agua de manera habitual; agrégale las yemas de huevo mientras vas amasando, hasta tener una consistencia uniforme, una vez hecho esto, realiza unas cuantas pelotas y abres un hueco que servirá para colocar el guiso de relleno, paso seguido ciérralo con la misma masa. Cocínalos en agua hirviendo, con sal al gusto, hasta que suban a la superficie. Cuando estén listos báñalos con la salsa de tomate hecha en casa y si gustas puedes añadirle un toque de queso blanco rallado. ¡Delicioso!