Hasta hace algunos meses, tanto durante el día como en la noche, gran cantidad de personas, niños, adolescentes, jóvenes, hasta adultos mayores, acudían al parque Jorge Berrmúdez, “Negrura”, a practicar algunos deportes, ejercitarse en los equipos allí instalados o simplemente a caminar para mantenerse en forma.
Sin embargo, aprovechando la poca o nula vigilancia policial, los antisociales arremetieron contra las instalaciones, comenzando con las lámparas y el cableado del alumbrado nocturno que fueron robadas, dejando todo a oscuras.
Eso, como es lógico pensar, obligó a quienes acudían en horas nocturnas a dejar de hacerlo por temor a ser víctimas de la delincuencia.
Pero el desvalijamiento de las instalaciones prosiguió por parte de grupos de elementos de mal vivir que procedieron a apoderarse de todo lo que consideraban aprovechable de utilizar en la construcción de ranchos en terrenos invadidos.
Como consecuencia de toda esa acción hamponil, y de la falta de interés en la gobernación o alcaldía de Palavecino por proteger lo que aún quedaba utilizable, el panorama que hoy día presenta el parque “Negrura”, de Valle Hondo, es por demás desalentador.
De la costosa cerca de vigas de metal ya se han robado varios tramos, sobre todo en el sector sur, la cancha de voleibol de arena está inservible, las de baloncesto, futbolito y tenis están en iguales condiciones, sin mallas, cercas de protección y en los arcos, o cestas.
A eso hay que agregar que la edificación destinada a oficinas y servicios sanitarios o baños se encuentra destrozada pues sus paredes fueron perforadas para robar puertas y ventanas, además de sanitarios, lavamanos, regaderas y otros implementos.
“Esto da lástima, que algo tan bonito, al que veníamos muchas personas a hacer ejercicios o caminar, y hasta a hacer amistades, lo hayan destruido por completo para que nadie pueda utilizarlo”, expresó Josefina, una señora que con su hijo se encontraba en el lugar que antes frecuentaban.
Señaló el cafetín y los locales que servían como oficinas, que también fueron desmantelados.
Llama la atención la forma de actuar de los vándalos sinque nadie se les opusiera, que tuvieron tiempo hasta de bajar de los postes los transformadores para extraerles el material que venderían a los chatarreros.
A todo esto se debe agregar el que, de noche, hasta es un riesgo a cualquiera pasar al lado del parque por el temor de que, desde su interior, salga algún hampón que tiene allí su guarida y sea víctima de un atraco.