Una legislación de armas más estricta no habría impedido un tiroteo masivo en una iglesia del sur de Texas, afirmó el martes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmando que un control mayor habría derivado en más víctimas.
Cuando se le preguntó durante una rueda de prensa en Corea del Sur sobre la posibilidad de introducir «comprobaciones extremas» para la compra de armas, Trump dijo que «Si hiciera usted lo que está sugiriendo, no habría habido diferencia hace tres días y puede que no hubiera tenido a esa persona muy valiente que resulta tener un arma o un rifle en su maletero».
Como hizo tras la masacre del mes pasado en Las Vegas, donde murieron 58 personas, Trump replicó a la pregunta afirmando que era una «situación que probablemente no debería comentarse mucho», señalando que estaba «en el corazón de Corea del Sur».
El presidente añadió que si el civil armado que estaba en el lugar no hubiera tenido armas, «en lugar de tener 26 muertos, tendría usted cientos de muertos más».
Devin Patrick Kelley disparó al menos 450 balas a los feligreses en su ataque del domingo contra la Primera Iglesia Bautista en Sutherland Springs, según las autoridades. Los muertos tenían de 18 meses a 77 años.
La respuesta más discreta de Trump a la violencia con armas de fuego choca con su rápida petición de acciones militares y legislativas tras el ataque con un camión el pasado 31 de octubre en la ciudad de Nueva York.
Horas después de que un camión arrendado arremetiera contra la gente en una abarrotada ciclovía y un autobús escolar, Trump pidió al Congreso que revocara «de inmediato» el programa de visas de diversidad por sorteo que utilizó el sospechoso del ataque, el uzbeco Sayfullo Saipov, para entrar en el país en 2010.
Tras el tiroteo en Las Vegas, Trump y sus colaboradores dijeron que era inapropiado considerar una respuesta legislativa mientras la gente seguía en duelo. A pesar de que el gobierno de Trump sugirió días después estar abierto a ilegalizar la culata modificada que empleó el agresor de Las Vegas, Stephen Paddock, para disparar a un ritmo similar al de un arma automática, la Casa Blanca no ha dado visos de urgencia.
El presidente, que estaba a favor del control de armas antes de cambiar de opinión para entrar en las primarias republicanas, pidió el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle en 2016 y este año se convirtió en el primer presidente en tres años que hablaba en la convención anual del grupo.