Virginia, con una hemorragia vaginal, lleva tres horas esperando un autobús que la lleve a casa; Paula dejó de visitar a sus padres porque no hay vuelos. Los venezolanos viven un suplicio más por la parálisis del transporte.
El 80% de la flota terrestre está inactiva, así como 60% de los aviones de líneas nacionales, lo que impide cubrir la demanda en este país de 30 millones de habitantes, según gremios consultados por la AFP.
«Tengo una hemorragia vaginal y vine a Caracas al médico. Debo aguantar, no hay autobuses. También tengo dolor de muela y llevo más de tres horas aquí», cuenta con desazón Virginia, de 72 años, en una parada del sector popular de Catia.
En plena hora pico vespertina, la mujer aguardaba para regresar a La Guaira, a una hora de Caracas, cuyo subterráneo se ve colapsado por la falta de autobuses.
En el siguiente bus de línea estatal pasarán primero diez personas de tercera edad, pero cientos esperan. «Dicen que sí hay autobuses, pero no hay repuestos. No sé dónde, uno no los ve», relata a la AFP.
Sentada en el suelo junto con otras cuatro mujeres, sobre un cartón mojado por la lluvia, también espera Zaida desde hace dos horas.
Dice que le tomará un par de horas más subir al bus que la llevará a La Guaira. «El transporte está de lo peor, el presidente (Nicolás) Maduro hace lo posible, pero no sé qué pasa», declaró Zaida Rojas, de 62 años.
– Sin repuestos –
Los autobuses inactivos pasaron de 50% a 80% en el último año, principalmente por falta de repuestos, dijo Erick Zuleta, presidente de la Federación Nacional de Transporte.
«Se necesitan cauchos (neumáticos), baterías, aceite. No se consiguen, y si aparecen, es a precios astronómicos que no se pueden pagar. Hace días trajeron 3.000 cauchos, cuando hay 250.000 autobuses en el país», comentó.
El costo de una batería equivale al ingreso mínimo, de 457.000 bolívares (9,4 dólares a la tasa del mercado negro), con un pasaje urbano de 700. Pero los venezolanos no ganan en dólares, sino en una moneda que se devaluó 97% en el último año.
La mayoría de los repuestos son importados, y el gobierno tiene congelada la asignación de divisas para ello dentro de un estricto control de cambios.
El sector privado debe importarlos con «dólares negros», 14 veces más caros que el oficial, lo que dispara los precios.
Esta situación se replica en los demás sectores de una economía en crisis por la caída del ingreso petrolero, generándose escasez de todo tipo de bienes.
Además, el parque automotor venezolano es de los más viejos de la región. Las ensambladoras trabajan al 20% de su capacidad por falta de materia prima, según José Hernández, presidente de la Cámara de Fabricantes de Productos Automotores.
«Recibimos 20 millones de dólares al año y nuestro requerimiento es de 30 millones de dólares por mes», afirmó.
La industria puede ensamblar 250.000 vehículos anuales, pero en 2016 apenas fabricó 2.849. En el pasado exportaba 260 millones de dólares al año en repuestos, ventas que cayeron a 2,2 millones en 2016.
El gobierno prometió reparar 1.200 autobuses e importar 73.000 neumáticos y 36.000 baterías, lo que luce insuficiente.
– «Destinos imposibles» –
Pero no solo transportarse por carretera es un dolor de cabeza: para hacerlo en avión dentro del país una persona debe comprar el boleto con mínimo un mes de anticipación, pues cada vez hay menos vuelos.
Paula Ortiz, comunicadora social de 29 años, vive en Caracas pero su familia está en la turística isla de Margarita (norte). Hace dos años podía visitarla cuando quería, hoy no.
«Hay que estar pendiente del día en que las aerolíneas abren los vuelos para comprar inmediatamente. Si no, no consigues», indicó a la AFP.
Marisol, agente de viajes en Caracas, asegura que no consigue pasajes a Margarita desde hace cuatro meses. «Hay destinos casi imposibles».
A menudo, los vuelos son cancelados a última hora.
Humberto Figuera, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela, asegura que la falta de mantenimiento y de repuestos tiene fuera de operación al 60% de los 110 aviones de líneas locales.
«Están operando con lo mínimo, apenas cubren los costos, a pesar de tímidos aumentos de las tarifas frente a la fuerte inflación», expresó. Esto se suma al éxodo de una docena de aerolíneas internacionales.
A fines de septiembre, la aerolínea pública Aeropostal, con 88 años de trayectoria, cesó operaciones tras agotar las horas de vuelo el único avión que tenía activo.