El 24 de octubre de 2017 murió en Miami, Estados Unidos, el fotógrafo cubano Ramón Martínez Grandal, un referente de la fotografía latino americana en el mundo.
Nacido en La Habana el 4 de octubre de 1950, allí estudió en la Escuela Libre de Artes Gráficas, diseño gráfico y en el Museo de Bellas Artes, museografía. A los 20 años trabajó en el Consejo Nacional de Cultura como fotógrafo de teatro, tutelado por Tito Álvarez, maestro de la fotografía cubana. Sus primeras fotografías reflejaban el manido compromiso social que debía contener toda obra artística, pero la influencia de fotógrafos americanos y europeos, que visitaron la isla, atraídos por la revolución cubana, le permitió depurar su obra.
En 1993 llega a Venezuela con el bagaje de una bien cimentada fama en el campo fotográfico. Nuestro país le sirvió de puente para la difusión de su obra la cual evolucionó de forma más introspectiva y al margen del documentalismo que caracterizaron sus inicios.
Participó en más de 60 exposiciones colectivas e individuales en América y Europa. Destaca una pre- sentada en Francia: Cuba 1933-1992. Dos visiones: Walker Evans-Ramón Grandal; Un mundo varios puntos de vista. Encuentro con fotógrafos notables: MagnumPhotos Venezuela. Expuso en los museos Jesús Soto de Ciudad Bolívar (1998); en el Alejandro Otero (2007) y el de Bellas Artes en Caracas. En 1998 recibió la Mención del Premio de Fotografía Latinoamericana Josune Dorronsoro; el Premio Único del Festival Internacional de la Luz (2000) y el Premio de Fotografía de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba.
En Venezuela destaca su labor como difusor a través de conferencias y talleres que ofreció en universidades y centros culturales. Con ese fin visitó nuestra ciudad en dos ocasiones: en septiembre de 2003 ofreció un taller en la UCLA y en enero de 2004 en la Fototeca.
Poseía un don innato para la docencia. Le gustaba compartir sus conocimientos que eran muchos. Conversador, fumador y tomador de café; sus clases se paseaban por el malecón habanero con nostalgia, oteaba tempestades y enseñar a ver, a contemplar y reivindicar el arte.
El taller de fotoperiodismo que ofreció durante tres días en la sede de la Fototeca era frontal y en estricto blanco y negro. El grupo andaba de aquí para allá fotografiando calles, gente y monumentos. Su esposa Gilda Pérez también fotógrafo, seguía sus andanzas a través de constantes llamadas. Aquel robusto hombre con fisonomía de canario era un amoroso en búsqueda del afecto que tras el mirar se guarda.
Recuerdo haberlo alojado en un hotel de la avenida Vargas. Una mañana lo fui a buscar y lo conseguí trasnochado, confesó haberse tomado un expreso que le impidió conciliar el sueño. “Que café arrecho preparan esos portugueses”, confió pesaroso. Durante su estancia fotografió a varios amigos escritores y al poco tiempo envió copias que aún conservo. Al igual, varios de sus alumnos lo usaron de modelo en las prácticas.
Fotografías suyas ilustran un texto icónico de Alejo Carpentier sobre su urbe natal: La ciudad de las columnas. Las gráficas que lo acompañan constitu- yen un ensayo paralelo por la candidez, intimidad y la alegoría que representan. Otros títulos de su autoría son: Camera, un ensayo fotográfico publicado en Suiza en 1980. Canto a la realidad. Fotografía Latinoamericana 1868-1992 (España 1993). Memoria: Artes visuales cubanas del siglo XX (Estado Unidos 2003). También publicó un ensayo en la revista Extra Cámara de Caracas.
En el 2009 funda la agencia fotográfica ENPHOCO. Su obra puede ser apreciada en el Musée de L`Elysée y el Photoforum Pasquart en Suiza; el Consejo Mexicano de Fotografía; el Museo de Bellas Artes de La Habana y el Museo de Bellas Artes de Caracas, así como en importantes colecciones privadas.
Luego del cese de la Guerra Fría sería uno de los primeros cubanos en exponer su obra en Estados Unidos, país donde se residenció hace pocos años y terminaría siendo destino final.
La obra fotográfica de Ramón Martínez Grandal es un espejo virtual de su tiempo. Hombres cimeros de la cultura y las artes del continente están presentes en ella. Vaya este sincero homenaje a uno de los grandes de la fotografía latinoamericana del siglo XX.