París, 2 de noviembre. – La pirámide de Keops en Egipto, una de las siete maravillas del mundo antiguo, escondía desde hace 4.500 años una sorpresa. Investigadores anunciaron este jueves el hallazgo de una enorme cavidad en su interior que ninguna teoría había anticipado.
La cavidad es «tan grande» como «un avión de 200 plazas en el corazón de la pirámide», declaró a la AFP Mehdi Tayubi, codirector del proyecto ScanPyramids que hizo el hallazgo.
Un equipo de investigadores egipcios, franceses, canadienses y japoneses escruta desde finales de 2015 el interior de la pirámide utilizando tecnología puntera no invasiva, que permite ver a través de ella para descubrir posibles huecos o estructuras internas desconocidas. El objetivo es aprender un poco más sobre la construcción de las pirámides, que siempre ha estado rodeada de misterio.
El monumento, de 139 metros de alto y 230 de ancho, se sitúa en la meseta de Guiza, en las afueras de El Cairo, junto a la Gran Esfinge y las pirámides de Kefrén y Micerino.
«Hay numerosas teorías sobre la existencia de posibles cámaras secretas en la pirámide. Si las juntáramos todas, ¡obtendríamos un queso gruyer!», bromeó Mehdi Tayubi. «Pero ninguna de ellas predecía la existencia de algo tan grande», añadió.
Según el estudio publicado en Nature, el «big void» (el gran vacío), como los científicos denominan al hallazgo, mide al menos 30 metros de largo y tiene características similares a las de la gran galería, la mayor sala conocida de la pirámide.
La cavidad se encuentra a unos 40 o 50 metros de la cámara de la reina, en el mismo centro del monumento.
«El ‘gran vacío’ está totalmente cerrado, no se ha tocado nada desde la construcción de la pirámide. Es un descubrimiento muy emocionante», dijo Kunihiro Morishima, de la universidad de Nagoya en Japón, socio de la misión ScanPyramids.
¿Por qué este vacío?
Para encontrar este «bonito regalo», escondido desde el reinado del faraón Keops, los científicos recurrieron a unas partículas cósmicas, los llamados muones.
Cuando estas partículas elementales, creadas en la alta atmósfera por rayos cósmicos, entran en contacto con la materia, frenan hasta detenerse.
Los investigadores miden por tanto la cantidad de muones que recuperan detrás de un objeto sondado. Si comprueban un excedente en algún lugar, significa que los muones atravesaron menos materia, esto es, un vacío.
AFP