Alternativa de higiene femenina, hecha de silicón quirúrgico, material flexible, no contamina tu cuerpo, no tiene hormonas ni algún otro tipo de sustancias químicas. Elimina cualquier tipo de infección o de molestia porque no tiene pelitos o fibras que se queden dentro del cuerpo como sí lo tienen los tampones.
Su función es recoger la sangre menstrual, no la absorbe dentro del cuerpo de la mujer sino que la recolecta. Cuando ya el recipiente está lleno, la mujer lo extrae, elimina su contenido, lo lava con agua y lo vuelve a introducir.
Cuando termina el ciclo menstrual, la copa debe ser esterilizada hirviéndola en un recipiente con agua por unos 3 minutos aproximadamente, procedimiento que debe repetirse cada mes.
Es sumamente económica, sobre todo en comparación con el gasto anual que tiene cada mujer en toallas sanitarias o tampones. Además, la copita puede durar unos 10 años.
Ariadna Acosta señala que al principio es necesario que la mujer practique la técnica para insertar y retirar el recipiente, porque hay muchas maneras de doblarlo. Una vez insertada, la copa se abre sola en el interior del canal vaginal y como es flexible se acomoda a las paredes de la vagina; no como el tampón, por ejemplo, que es rígido. En el borde posee unos pequeños orificios que generan vacío por lo cual se sostiene, no se cae ni se sale. No es que vas a estar caminando y se va a salir la copa, no funciona así. Aunque esté llena, se mantiene en su lugar, hasta que es halada suavemente para romper el vacío y retirarla.
La frecuencia del vaciado de la copa dependerá del flujo menstrual de cada mujer y el día de su periodo, pero puede ser usado hasta por ocho horas antes de vaciarla. Al momento de extraerla, se recoge, no debería tener ningún tipo de botes, aunque se recomienda hacer el procedimiento en un baño cómodo, donde haya un lavamanos cerca para lavar la copa y volverla a colocar.
Está recomendada para adolescentes y mujeres adultas, existen copas pequeñas para niñas, pero su uso en ellas no es recomendable. Existen varios modelos y tamaños, incluso hay uno desechable.
Las copas menstruales representan una alternativa ecológica. Es un producto de distribución en todo el mundo y tiene muchos años en el mercado, aunque no es muy conocida especialmente porque no es comercial, ya que la persona se compra una copa cada 10 años. Se puede adquirir en las redes sociales y también hay algunas instituciones las traen al país, porque hasta ahora no se produce en Venezuela. La idea es que algunas organizaciones de mujeres en alianza con empresas o emprendedores las comiencen a fabricar en el pañis y se comercialice. Es muy económico