Iniciamos noviembre registrado en la historia como mes de golpe, contragolpe, autogolpe… magnicidio. De esas calificaciones fue protagonista, víctima y hasta cómplice Acción Democrática. Para añadidura el actual régimen va en retroceso al entregarse al imperialismo, ahora ruso y chino.
Producto de intentos golpistas del 4 de febrero y 27 de noviembre 1992 es este desgobierno de orientación castrocomunista. Pertinente recordar que asonadas provocaron, después de El Porteñazo (2 junio 1962) más muertos: se habla de unos 300 y centenares de heridos. Entre víctimas fatales del 4F figuró niña de 9 años. Recibió una bala de fal en la cabeza cuando los subversivos atacaban el Palacio de Miraflores.
Magnicidio destacaba como motivo de insurrección, según acuerdo propuesto al parlamento del cual formaba parte el radical del oportunismo
Aristóbulo Istúriz. Lo frustró el senador vitalicio Rafael Caldera quien, en afán de volver a Presidencia de la República justificó insurgencia al señalar que «respondía a una crisis más profunda de la democracia y sus instituciones».
En la disputa oportunista -hoy de grosera vigencia- Fidel Castro “embargado por una profunda preocupación”, envió telegrama de solidaridad con su homólogo Carlos Andrés Pérez.
Un 13 de noviembre 1953 fue asesinado el comandante Carlos Delgado-Chalbaud, presidente de la Junta Militar de Gobierno.
Siguiendo la historia las Fuerzas Armadas, estas asumieron el 24 de noviembre de 1948 golpe contra Rómulo Gallegos, electo con 74.4% de votos ejercidos por primera vez en siglo XX en forma universal, directa y secreta. Justificaron derrocamiento en sectarismo adeco en la administración pública.
Acusaban en saboteo de manifestaciones opositoras que llegaron a las agresiones físicas; milicias partidistas armadas e intentos de conquistar adeptos en Ejército. Había descontento por penetración de adecos en institución castrense.
Hace años, el 30 de noviembre 1952, la Junta de Gobierno presidida por el civil Germán Suárez Flamerich, que obedecía a intereses de Pérez Jiménez, llamó a elecciones para elegir Asamblea Nacional Constituyente que debía sancionar nueva Carta Magna y dar fin al gobierno transitorio.
Pero cuando los primeros resultados mostraron que el partido Unión Republicana Democrática dirigido por Jóvito Villalba iba a ganarlas, Pérez Jiménez arremetió con el fraude.
Entonces AD estaba inhabilitado y su dirigencia llamó a la abstención, pero se impuso la voluntad del pueblo y la desatendió.
Evidente el propósito pérezjimenista: consolidarse como Presidente para el período 1953-1958. Ordenó a miembros del Consejo Electoral que acomodaran los resultados a favor del partido oficial.
No obstante, a diferencia del organismo de este siglo no era corrupto y renunciaron 11 de los 15 miembros. El régimen designó otros.
Posición comprometedora la de AD que hoy conduce Henry Ramos Allup. Se manifiesta en relegitimación de la fraudulenta Constituyente con juramentación de sus 4 gobernadores electos en proceso de primarias “fríamente aprovechado”. Sin escrúpulos, candidatos a gobernadores sostenían que debían trabajar con la ilegitima Constituyente por el bien del país.
Gobernadora del Táchira, Laidy Gómez, convertida en vocera de sus compañeros de juramento, dijo que lo volvería a realizar. Más, saltó talanquera de AD al afirmar que sí votará en elecciones de alcaldes, a realizarse en diciembre.
«Evidentemente que si sus partidos no les aprueban tarjetas ellos conseguirán la manera de inscribirse con otros partidos», dijo en entrevista de Venevisión.
Al mes del nuevo año, necesario es reivindicar el liderazgo para alcanzar la ansiada paz por vía franca.
Al margen. En su agenda de fiscal en exilio, Luisa Ortega Díaz debería tener en carpeta las revelaciones del narco Walid Makled. Este aseguró tener fortuna superior a $ 1.200 millones, por sobornos a generales de la FFAA y funcionarios del régimen.
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