Esta extraordinaria mujer nació en Churuguara, estado Falcón, el 1° de enero de 1910. Hija de Solón Riera y Joaquina Camacho, llegó a corta edad a Barquisimeto, que era una suerte de pueblo que se convertía en ciudad, a la cual ella desde su fecunda labor como educadora, periodista radial y promotora cultural ayudó a transformar en urbe. En 1937 fundó el Instituto de Comercio “Mosquera Suárez” en honor a ese ilustre trujillano, oriundo de Carache, fotógrafo y educador: Sinforiano Mosquera Suárez.
Del Instituto “Mosquera Suárez” egresaron 36 promociones en las áreas de secretariado comercial, mecanografía y taquigrafía. Los salones del instituto sirvieron de escenario a diversas manifestaciones culturales: recitales de poesía, exposiciones, conferencias. En 1939 crea la Asociación Cultural “Mosquera Suárez”, desde la cual impulsaría importantes espacios educativos y culturales de la ciudad. Creó el Salón de Lectura “José Ramón Alvarado” el cual funcionó durante 23 años y sería un referente en cuanto a la singularidad de la biblioteca con la cual contaba.
En 1940 funda la revista “Alas”, la cual promovió a nóveles escritores larenses como Julio Garmendia, Alí Lameda, Hermann Garmendia, Rafael Cadenas, Alberto Anzola y Antonio Urdaneta, entre otros, convirtiéndola en un verdadero semillero intelectual de la nación. Ese año convocó un Concurso Nacional de Cuentos, que fue ganado por la escritora colombiana Ilda Carriazo y contaría con una nutrida participación.
Desde las páginas de la revista “Alas”, abogó por la conquista del voto femenino. Abordó temas políticos, literarios e intelectuales y la convirtió en un espacio para la promoción de la creación de las nuevas generaciones. Mantuvo por más de dos décadas el programa “Panorama cultural venezolano” que se transmitía por radio Barquisimeto, el cual era una ventana a la difusión de la creación larense al mundo y enteraba a sus radioyentes del acontecer literario y cultural nacional e internacional. Durante un tiempo contó con la participación del poeta larense Alberto Anzola quien la acompañaba en la cabina y aportaba sesudos y originales comentarios.
Casta J. Riera también fundó un Instituto nocturno para damas; un Instituto Comercial para obreros y promovió la Universidad Popular “Mosquera Suárez”. Fue candidata a la Asamblea Nacional Constituyente de 1946. Una activista de los derechos de la mujer y que intuyó tempranamente, el papel preponderante que ejercerían en el campo social, político, económico y cultural. En el año 1968 fue distinguida con el premio “Mujer de Venezuela”. El 9 de noviembre de 1969, el Concejo Municipal del Distrito Federación junto a representantes de todo el estado Falcón, le rindieron un homenaje en el cual el Prof. Tarsicio Almeidacronista de Churuguara, pronunciaría un elocuente discurso donde define a Casta J. Riera de continuadora de la tradición literaria e intelectual del estado Falcón, que sería publicado con el título de “Mensaje a Casta J. Riera, Mujer de Venezuela 1968”. Desde esa tribuna se impulsaría la creación de un Ateneo.
En 1970 se funda en Churuguara, el Ateneo “Casta Joaquina Riera”, como permanente tributo a la labor de tan insigne educadora y luchadora social. Este atene es uno de los más importantes espacios culturales del vecino estado Falcón, que emula dignamente con su acción el nombre de la heroína. Pues heroico fue el combate que Casta Joaquina Riera libró desde sus modestos centros educativos y culturales contra la oscuridad, que de múltiples formas se expresa. Luz produjo esta formidable educadora y promotora cultural en esta ciudad, desde una casa ubicada en la carrera 17 esquina de la calle 30. En el año 2011 sus familiares denunciaron la invasión de una vivienda contigua, propiedad de sus sobrinas, que fue saqueada por un grupo de invasores y arrojó a la basura parte de sus archivos que terminaron en el crematorio de Pavia. Aún así su obra es tangible y perdurable en la presencia viva de las voces que ayudó a cimentar.
En 1973 se creó una Unidad Educativa en la urbanización Rafael Caldera de esta ciudad, honrada con su nombre y como justo reconocimiento a sus acrisolados aportes a la cultura y la educación.
Resulta en justicia reconocer su labor académica, emprendida en momentos en cual la ciudad carecía de todo y ella se percató tempranamente de sus necesidades; de los efluvios de nuestros magníficos creadores a los cuales supo conducir a través de primeras ediciones de sus obras y que permitieron caracterizar a nuestra región como cuna intelectual. Desconocer su papel como promotora cultural y editora resulta incomprensible; de no haber sido por ella, quién sabe cuántos silencios tardíos habríamos arropado.
Injusto es el destino de su legado y de los atropellos que han sido víctima sus descendientes. Esta creadora, luchadora, maestra y promotora cultural murió en esta ciudad el 26 de octubre de 1974.