El papa Francisco lamentó este sábado la «dramática esterilidad» de una Unión Europea en la que nacen pocos niños y que no logra proporcionar referencias a sus jóvenes.
Frente a la tradición, «se ha preferido la traición» a los ideales que han contribuido al esplendor de Europa, insistió el papa latinoamericano en una nueva lección dirigida a la Unión Europea (UE) ante participantes de un congreso sobre la contribución cristiana al futuro del proyecto europeo.
«Al rechazo de lo que llegaba de los padres, le ha seguido el tiempo de una dramática esterilidad. No solo porque en Europa se tienen pocos hijos, y demasiados son los que han sido privados del derecho a nacer, sino también porque nos hemos encontrado incapaces de entregar a los jóvenes los instrumentos materiales y culturales para afrontar el futuro», insistió Francisco.
Ante varios responsables europeos, el papa evocó la responsabilidad de los cristianos en el seno de una Europa que, debido a un «cierto prejuicio laicista», ha relegado la religión «a una esfera puramente privada y sentimental».
Para el pontífice argentino, los cristianos «están llamados a dar nuevamente alma a Europa, a despertar la conciencia, no para ocupar los espacios, sino para animar procesos que generen nuevos dinamismos en la sociedad».
También deben recordar a la UE «que no se trata de una colección de números o de instituciones, sino que está hecha de personas».
«Lamentablemente, a menudo se nota cómo cualquier debate se reduce fácilmente a una discusión de cifras. No hay ciudadanos, hay votos. No hay emigrantes, hay cuotas. No hay trabajadores, hay indicadores económicos. No hay pobres, hay umbrales de pobreza», señaló.
«Lo concreto de la persona humana se ha reducido así a un principio abstracto, más cómodo y tranquilizador», explicó el papa.
Repitiendo su llamado a la acogida de migrantes, también reconoció la necesidad de una gestión «prudente», que requiere un «corazón abierto» pero también «la posibilidad de integrar plenamente, a nivel social, económico y político, a los que llegan al país».
Los migrantes, por su parte, tienen el deber de «conocer, respetar y también asimilar la cultura y las tradiciones de la nación que los acoge», considera el papa.
Por otra parte, el papa llamó a los cristianos a demostrar «creatividad» para que Europa mantenga la «promesa de paz» deseada por los padres fundadores de la UE.
El pontífice recordó que Italia conmemora estos días el centenario de la batalla de Caporetto, una de las mayores derrotas durante la Primera Guerra Mundial, y aprovechó para explicar que ese drama mostraba que «quien se atrinchera detrás de las propias posiciones, termina por sucumbir».
Desde su elección, en 2013, Jorge Bergoglio, el primer papa no europeo, se ha mostrado como un partidario exigente de la Unión Europea, a la que comparó con una «abuela» cansada, durante un discurso ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, en noviembre de 2014.