Para nadie es un secreto que conforme pasa el tiempo, cuesta cada vez más conseguir ruta a tiempo, mucho menos en buen estado o cuyo conductor tenga un trato amable. Todas las situaciones descritas pueden ser una sorpresa cuando llegan a generarse, pero hoy en día el usuario debe someterse a un tortuoso trayecto que está lejos de ser agradable.
Quienes habitan en Yaritagua ayer se vieron particularmente afectados, la razón fue la solicitud del aumento en la tarifa del pasaje de un 50%, pasando de 800 bolívares a 1.200 bolívares; la propuesta fue rechazada por la alcaldía de esa localidad.
Esto generó que dos de las cooperativas con más unidades decidieran paralizarse, por lo que únicamente funcionó Buses Yaracuy.
Esta situación es común cuando se va a generar un incremento, sin embargo el mismo suele ser de tan solo 100 bolívares, pero en esta oportunidad no fue así.
Al menos 350 personas se mantuvieron en la cola que se extendía por no menos de 40 minutos. Aquellos que necesitaban trasladarse rápido debieron hacer uso de otros transportes, los cuales cobran entre 3.000 bolívares y 5.000 bolívares.
Hasta hace poco tiempo, quienes habitan en Yaritagua no tenían inconveniente para dirigirse a sus hogares o subir a Barquisimeto, “ni siquiera se esperaba, uno llegaba y habían dos o tres buses esperando para salir”, expuso un usuario.
También en Palavecino
Cabudare, capital del municipio Palavecino, es una de las zonas más afectadas por la problemática del transporte.
La espera de los usuarios en las paradas, sea o no “hora pico”, se ha incrementado considerablemente en los últimos meses y lo que podía tardar 15 minutos se convirtió en una hora o incluso más.
Pero más allá del tiempo, está el hecho de que lo común es que la buseta se encuentre llena desde el terminal de salida, por lo que algunos conductores siguen de largo en las paradas, mientras que otros no tienen límites para abarrotarse.
A pesar de las quejas de los usuarios, quienes no encuentran cómo ubicarse en las unidades para que entren más personas, algunos transportistas parecen hacer caso omiso, mientras que otros no se quedan callados y ofrecen respuestas groseras como “si no le gusta, se queda aquí”.