Apenas se paraba un vehículo por la redoma del Obelisco o por la Zona Industrial, corrían hacia las ventanas, tan solo estiraban sus manitos, a cambio de recibir un poco de dinero. Eran una “bandada” de niños y niñas, sus rasgos de iindìgenas no pasaban desapercibido, quienes los veían sabían que no eran de aquí.
Andaban con franelillas o camisas, muchas dejaban ver la barriguita porque les quedaban cortas, en shores, y algunas niñas con faldas, sucios, descalzos y los más pequeñitos en brazos de otras niñas y hasta desnudos. Se metían entre los carros sin mirar que alguno los podía atropellar, pero su inocencia no les permitía saber que corrían peligro, lo que querían era dinero.
Muchas personas sentían lastima, otras pesar, se compadecían de ver a unos indefensos pidiendo dinero y se los daban, otros les regalaban comida. A lo lejos se dejaban ver mujeres quienes en ocasiones los acompañaban a pedir, algunas se observaron en estado de gravidez..
La presencia de este grupo de la etnia yukpa, era común en la zona oeste de Barquisimeto y hasta levantaron ranchos improvisados elaborados con palo en un terreno baldío que se encuentra en las adyacencias de Makro.
Cuatro años tenía los indígenas allí quienes fueron traídos de la Sierra de Perijá, del estado Zulia.
Cuando se oscurecía y llegaba la noche, debían irse para sus ranchos, pero lo que allí ocurría era algo que muchas de esas personas que por allí transitaban a diario no sabían.
Historias de explotación sexual, violaciones y hasta venta de menores se pudo escuchar por parte de vecinos que no quisieron identificarse.
Una dama morena comenta que ellos, refiriéndose a los hombres de la etnia, son los que mandan y daban las ordenes, eran agresivos, aunque se les solía ver haciendo sombreros para vender.
Eran ellos quienes estaban pendiente de otros hombres, en su mayoría gandoleros para “vender” a las niñas, algunos solo tenían relaciones sexuales, pero hubo casos en los que se las llevaban. Otra de las historias que se pudo saber es que si una pequeña llegaba a los 11 años debía estar con “el jefe” que podía ser su padre, posteriormente estaba con el resto de los hombres presentes, algunos hermanos.
Fueron muchos los niños que nacieron estando allí y cada vez llegaban más, había mujeres que hasta llegaban a vivir con dos hombres. Los vecinos además indican que sabían que el dinero que pedían los niños iban a parar a mano de los hombres.
Los vieron en infinidades de oportunidades consumir algún tipo de estupefacientes y hasta llegaron a robar a los jóvenes universitarios o trabajadores que atravesaban el terreno que ellos ocupaban.
A pesar de todo, no se atrevían a meterse con personas de la comunidad, los niños se acercaban, jugaban y hasta recibían atención, comida, amor y algo de vestimenta, pero los miembros de la comunidad manifestaron que a medida que la situación del país y la escasez de alimentos fue aumentando la ayuda para ellos fue mermando.
En varias oportunidades habían intentado sacarlos y los hombres habían salido con flechas en mano a defenderse. “Hubo un desalojo traumático que les robaron todo, los golpearon y a pesar de eso regresaron” destacan los residentes de la comunidad. adyacente.
Cuenta que fue alrededor de las 8 de la noche de este domingo que llegaron carros civiles con comida en potes de arroz chino, eran personas del Gran Polo Patriótico (GPP).
Una vez que les brindaron comida llegaron dos autobuses yountong, allí andaba la Viceministra para el Vivir Bien de los Pueblos Indígenas, Rosa Delgado, junto a un equipo multidisciplinario de médicos y especialistas.
Además hizo presencia un piquete de efectivos de la Guardia Nacional quienes ayudaron para sacar a todos los yukpas que allí se encontraban, habían más de 46 niños y los dos autobuses fueron ocupados por completo.
En el momento del desalojo algunos adultos corrieron y se refugiaron en la quebrada, otros se fueron a esconder en un edificio, confesó una mujer. Entre ellos estaba “el jefe mayor”, la persona que según supieron es la que los trae a la ciudad.
A quienes pudieron llevarse los regresaron a la Sierra de Perijá y están siendo evaluados. Según indicaron los vecinos eran al menos seis pequeños que fueron abusados sexualmente, muchos presentaron problemas respiratorios y cuadros de desnutrición.
Caciques detenidos
Se pudo conocer que en medio del desalojo fueron destruidas las viviendas improvisadas para evitar que fueran habitadas nuevamente y en el procedimiento detuvieron a dos personas. Se trata de Daniel Romero, de 32 años de edad y Rigoberto Romero, de 29 años de edad. Estos dos eran “Caciques” según la información dada por una fuente ligada a la investigación.
Ellos fueron presentados este martes ante los tribunales larenses por parte de la Fiscalía 20 del Ministerio Público a cargo de la fiscal Cristina Coronado, quien imputó a los “Caciques” por los delitos de trato cruel, trabajo forzoso, lucro por trabajo de niños y niñas.
Estos delitos en grado de continuidad y los mismos están establecidos en la LOPNNA, además se les imputó resistencia a la autoridad porque se opusieron a ser arrestados.
Como sitio de reclusión el Juez indicó que seria el Centro Penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana.
Trascendió que dichas investigaciones continuarán en torno a este caso e incluso los miembros de la comunidad hicieron un llamado a los organismos competentes, para que estén atentos porque manifiestan que son más de 20 las personas que allí quedaron incluyendo al “jefe” que saben que de un momento a otro traerá de vuelta a los indígenas.
Durante un recorrido se pudo constatar la presencia de varios yukpas, entre ellos adolescentes y algunas niñas, mujeres con bebes quienes el día de ayer se encontraban en los alrededores del Obelisco, cuidando a las niñas que descalza pedían dinero a los vehículos que se paraban.
Otros estaban hacia el terreno cuidando los sombreros y los ranchos que levantaron nuevamente.
