Ahora la poca azúcar empaquetada que se puede conseguir en Barquisimeto está en las mesas que tienen los “bachaqueros” en las aceras de El Manteco. Y el precio es el que ellos exigen al consumidor.
Porque el producto no se consigue en los supermercados y abastos, ni mucho menos en las escasas bodegas que hay en los barrios. Y ya dejó de expenderse en las ferias de consumo popular que tienen las cooperativas.
Desde hace más de dos años, los centrales no están recibiendo la caña para procesar, ya que el azúcar que se está consumiendo mayoritariamente proviene de Brasil, Colombia y Nicaragua, según ha venido señalando la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela (Fesuca).
En estos momentos no puede haber producción de azúcar porque no estamos en zafra, explicó José Ricardo Álvarez, presidente de Fesuca, cuando fue consultado telefónicamente por EL IMPULSO.
La próxima zafra debe comenzar a fines de diciembre y comienzos de enero del año 2018.
Generalmente llegaban al país dos o tres barcos cada dos o tres mesaes, cada uno con un cargamento promedio de 30 mil toneladas.
Pero, ahora con la depresión económica que existe en el mercado venezolano y, por supuesto, la crítica situación de los consumidores, apenas está llegando un barco cada sesenta o noventa días.
Se estima que la reducción en el consumo es del 30 por ciento, lo cual quiere decir que si se consumían cien mil toneladas de azúcar mensualmente, la demanda estaría por el orden de las 70 mil toneladas en el mismo tiempo.
Pero, es posible que las condiciones económicas de la población hayan reducido aún mucho más la demanda.
Lo cierto es que hay muy poca azúcar para satisfacer la demanda de la gente, que todos los días sale a la calle a la búsqueda del producto y, en consecuencia, tiene que adquirirlo al precio que le asignen los revendedores.
Por otra parte, es de resaltar que Lara era uno de los estados que mayor producción de azúcar tenía el país.
Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente después que el Estado comenzó a intervenir en la producción azucarera.
Uno de los centrales más importantes, el Carora, procesaba 350 ,mil toneladas de caña.
Fesuca aspira que el Ejecutivo Nacional tenga sensatez ahora que se encuentran bajo investigación la C.A. Central Azucarerara La Pastora y la C. A. Río Turbio. El fiscal general designado por la Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab, ha indicado que la primera firma es investigada por haber sobrevlauado 230 millones de dólares para importación de materia prima y la segunda por incurrir en fraude de 156 millones de dólares también en importación.
La Federación confía en el equiplo gerencial técnico administrativo que realiza el peritaje y que una vez que se haya realizado el trabajo investigativo, esos centrales puedan continuar sus actividades.
Política equivocada
Por su parte, Juan Infante, dirigente agrario de Copei, en declaraciones suministradas a este diario manifestó que el problema de la falta de azúcar en el país es responsabilidad del Ejecutivo Nacional, ya que por una parte le puso la mano a centrales que se encontraban en plena producción; y, por la otra, colocó en esas factorías a individuos que políticamente estaban identificados con el régimen, pero que desconocían en absoluto la forma de gerenciar empresas de esa naturaleza.
Además incurrió en otros errores como en cambiar el cultivo de caña de azúcar en zonas que tradicionales se habían caracterizado en ser ejes en ese rubro por hortalizas, leguminosas y tubérculos.
Y para agravar la situación, nunca se ocupó el Gobierno de atender a los productores, a los cuales consideró como enemigos de la llamada revolución, ya que a la hora de discutir los precios de producción siempre imperó la arbitrariedad.
En una de sus tantas falsedades, el Ejecutivo Nacional y particularmente el propio Elías Jaua al ocupar funciones de jerarca en la materia agrícola, concibieron uno de los errores más graves contra el cultivo de la caña de azúcar, cuyos resultados saltan a la vista: no hay caña de azúcar para moler y, naturalmente, no hay producción de azúcar para el consumo nacional.
Me refiero, dijo Juan Infante, a la llamada operación Zamora y hombres libres.
Consistía esta operación, prácticamente, en acabar con el cultivo de la caña y sustituirla pñor las leguminosas, hortalizas y tubérculos en tierras que toda la vida habían estado bajo la explotación de la caña de azúcar.
Llegó un momento en que los centrales estaban paralizados totalmente y el Gobierno, según declaraciones de Camilo Di Cola, al frente de la Corporación Venezolana de Alimentos en la especialidad azúcar llegó a anunciar que se habían destinado 916 millones de bolívares en mejorar la infraestructura de los centrales.
Pero, hemos visto que los centrales Santa Elena (Portuguesa), Pío Tamayo (Lara), Santa Clara (Yaracuy), Trujillo (Trujillo), Venezuela (Zulia), Cariaco y Sucre (Sucre), Catza (Táchira), que fueron tomados por el Ejecutivo Nacional para después entregarlos a los comités agrarios del Partido Socialista Unido de Venezuela, no funcionan y no podrán funcionar porque se encuentran prácticamente desmantelados, inservibles, inoperantes.
No sólo quedaron en malas condiciones esos centrales, sino que por lo menos 108 mil hectáreas de Aragua, Carabobo, Lara, Monagas, Sucre, Portuguesa, Yaracuy y Zulia, han perdido su carácter tradicional de zonas productoras de caña de azúcar.
¿Cómo no va a haber escasez de azúcar cuando el Gobierno acabó con una industria que satisfacía en gran parte la demanda nacional?, preguntó Infante. La respuesta es obvia.