Los venezolanos necesitan casi la mitad de su salario mínimo para cubrir las necesidades básicas diarias de una familia promedio del país, según el estudio periódico para el mes de septiembre del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA) publicado esta semana.
“Un trabajador necesita un mínimo de 61.495 bolívares diarios (menos de 20 dólares al cambio oficial de referencia y unas diez veces menos si se aplica la cotización en el mercado paralelo) para alimentar a su familia (…), tomando en consideración el SM de Bs. 136.544,18 vigente a partir del 01 de septiembre 2017”, dice el informe.
Según el estudio, recogido hoy por medios locales, “una familia requería de 13.5 salarios mínimos solo para cubrir sus gastos básicos en alimentación” para todo el mes.
Además del salario mínimo, los venezolanos reciben un cupón del Estado para adquirir alimentos llamados “cestatícket socialista” que tras el último incremento es equivalente a 189.000 bolívares (unos 56 dólares a la tasa oficial de referencia fijada por el Banco Central).
“Un hogar con 2 salarios mínimos y 2 ticket de alimentación (…) apenas le alcanza para comprar un mercado para 11 días al mes. Y si solo hay un ingreso en el hogar apenas le alcanza para comprar los alimentos para 6 días al mes”, se lee en el documento del CENDA, que registra además un aumento de los precios de los once alimentos de la canasta básica.
Los precios del azúcar y sus sustitutivos subieron un 98,5 % respeto del mes anterior, las bebidas no alcohólicas un 87,4 % y los pescados un 51,6 %, mientras que la leche, los quesos y los huevos aumentaron un 47,9 % y las grasas y los aceites un 40,5 %.
Las frutas y las hortalizas fueron en septiembre un 34,8 % más caras que el mes anterior, mientras que las raíces, los tubérculos y las verduras vieron crecer su coste en un 14 %.
El presidente del país, Nicolás Maduro, anunció el mes pasado un control de precios, un nuevo sistema de fijación de precios mínimos para 50 productos básicos, que hasta el momento no se ha aplicado en el mercado.
La llamada revolución bolivariana dio en 2002 al Estado el monopolio de la venta de divisas.
Empresarios dicen que no reciben suficientes dólares para sus importaciones y deben adquirir las divisas en el mercado paralelo, donde el bolívar no para de caer respecto del dólar, lo que explica los precios prohibitivos y cada vez más altos de los productos.