Como primera reflexión lo obvio, era claramente previsible que los verdaderos resultados del 15 de octubre no iban ser los de ese día sino las consecuencias que generará ese proceso electoral a partir del lunes 16.
Lo dicho innumerables veces, la comunidad internacional es recelosa in extremis a los delitos electorales, por su parte incrementará sus acciones sobre el gobierno. A lo interno del país, el gobierno saca máximo provecho a una población platónicamente democrática y “pacíficadicta”.
En segundo plano, es realmente lamentable observar cómo muchos venezolanos aún no comprenden el problema de fondo, era el momento ideal para protestar, opinar y enviar un inequívoco mensaje al chavismo y al mundo, tristemente la abstención volvió a rendirles frutos al gobierno que con su 30% del patrón electoral en condición de “esclavos electorales” tiene un piso solo rebatible con altas participaciones. Hacemos énfasis en “altas” en cuanto un 60% es insuficiente ante las tretas electorales, ventajismo y demás fraudes de una desinstitucionalidad cómplice.
Muy probablemente el gobierno aprovechando el momentum convocará ipso facto las elecciones municipales, así como las de los consejos legislativos, la gran pregunta: ¿Vale la pena que la oposición acuda? La elección de la ANC no puede validarse como un proceso electoral por su flagrante violación a todo el espectro constitucional y de legitimidad; ello suicidó al gobierno, las regionales sirvieron para despejar cualquier duda, ahora, unas municipales con mismo libreto constituyente-regional sería llover sobre mojado.
Requeriría una madurez política inaudita afrontar las municipales con una participación opositora masiva a fin de demostrar que de esa manera no hay fraude, ventajismo ni desintitucionalidad que valga, pero si ello no se pudo el 15-O difícilmente en unas municipales se logre, la política se ha convertido en una mancebía circense, donde la visceralidad le gana a la racionalidad.
No acudir a las municipales obsequiaría 337 alcaldías (y 23 consejos legislativos) al chavismo, el asunto sería en un contexto de ilegitimidad nacional y repudio con acción internacional. El gobierno ha sido exitoso dividiendo la oposición entre abstencionistas y votantes, desviando el ataque del que debiera ser objeto. La coyuntura venezolana es extremadamente complicada, incluso, internacionalmente se comprende a groso modo, pero el comportamiento del venezolano intriga, por no decir entristece.
Vivimos las nefastas consecuencias de una elementarización de la política, ya no es el beisbol ni las novelas, la convertimos en nuestro máximo entretenimiento, es pasional, visceral, autodestructiva.
Tenemos un gobierno apoderándose, por medio de adulterinos procesos electorales, de la institucionalidad del país justo cuando se encuentra más débil que nunca, hecho posible a través de su mayor logro actual: dividir la oposición (más fuerte que nunca)… divide no solo la orgánica (de partidos) sino a la ciudadanía ¡Necesitamos cabezas frías!
@leandrotango