La coalición opositora descartó reanudar los diálogos con el gobierno y cerró el camino a una salida negociada a la crisis política y económica que atraviesa la nación sudamericana.
Tras denunciar irregularidades en las elecciones de gobernadores del domingo, la alianza opositora acordó la noche del lunes no asistir a ningún proceso de exploración o negociación con el gobierno hasta que las autoridades acepten someter la votación a una auditoría internacional confiable.
Los delegados del gobierno y la oposición iniciaron el mes pasado reuniones exploratorias en República Dominicana, con el apoyo de la comunidad internacional, que estaba previsto que se reactivaran después de las elecciones.
Los comicios regionales del domingo, en los que el oficialismo obtuvo 17 de las 23 gobernaciones, desataron nuevas tensiones luego que la oposición se negó a reconocer los resultados alegando que durante el proceso previo y la votación hubo irregularidades que vulneraron los derechos de los electores.
La coalición denunció la víspera que al menos un millón de venezolanos tuvieron dificultades para votar debido a problemas como demoras en la apertura de las mesas y la presencia de máquinas dañadas, 700.000 personas fueron migradas de sus centros 48 horas antes de la votación y otros 350.000 votantes debieron enfrentar violencia e intimidación dentro y fuera de los centros.
Agregó que unos 90.000 votos, que deberían ser para la oposición, terminaron nulos porque el Consejo Nacional Electoral -controlado por el oficialismo- no aceptó la sustitución de candidatos que habían renunciado tras una primaria en septiembre.
El Consejo hasta el momento no ha ofrecido comentarios sobre los señalamientos de la oposición.
El contundente triunfo del oficialismo generó sorpresa debido a que todos los sondeos previos habían estimado que la coalición ganaría la mayoría de los estados.
A dos días de los comicios el Consejo aún no ha ofrecido los resultados de la votación en el estado sureño de Bolívar, donde la víspera la oposición realizó una manifestación que la Guardia Nacional dispersó con gases lacrimógenos y balas de goma.