El transportarse diariamente se ha convertido en un viaje agónico para los usuarios que luego de una larga espera deben enfrentar unidades abarrotadas y en malas condiciones.
La insuficiencia de unidades para el transporte público se hace evidente en las paradas de la ciudad de Barquisimeto. Desde tempranas horas de la tarde, una marea humana se ubica en los alrededores de las paradas esperando algún medio para llegar a sus hogares.
La inseguridad, las paradas destrozadas, las unidades accidentadas por carencia de mantenimiento por los altos costos de los repuestos, recae en los usuarios en forma inclemente.
Un pasajero puede durar en promedio una hora de espera para finalmente abordar una unidad.
La desesperación y el desorden son constantes en las paradas a lo largo y ancho de la ciudad
El vivir diariamente esa lucha para llegar a casa, ir al trabajo, o la escuela, ha causado desgaste en las personas que ya no disfrutan de ningún tipo de comodidad.
Para muchos ciudadanos el transporte público es una travesía interminable y amarga que debe vivir diariamente.
A empujones deben subir a las unidades los pasajeros que requieren trasladarse. La ley del más fuerte o del más vivo se impone.
Bajo la lluvia, el sol o la caída de la noche, las paradas se convierten en focos para la inseguridad y el acecho de los maleantes