El triunfo del oficialismo en las elecciones regionales de Venezuela, desconocido por la oposición, alejó las posibilidades de una pronta salida a la profunda crisis política y económica del país petrolero, dijeron analistas este lunes.
El presidente Nicolás Maduro proclamó una «victoria arrasadora» de su partido socialista en los comicios del domingo, con 17 gobernaciones contra cinco que el poder electoral atribuyó a oposición, de un total de 23 estados, uno de ellos aún en disputa.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que acusa al Consejo Nacional Electoral (CNE) de servir al gobierno, no reconoció los resultados y pidió una «auditoría total» del proceso.
El oficialismo tenía 20 gobernaciones y aunque perdió tres lo considera un triunfo porque todas las encuestas daban a la MUD como favorita para ganar hasta 18 estados si había una participación como la que hubo, del 61%.
«Los resultados son absolutamente inconsistentes con todos los sondeos que mostraban a un chavismo en franca minoría», dijo a la AFP el politólogo Edgard Gutiérrez, director de la firma Venebarómetro.
La elección, que tenía año de retraso, se celebró luego de dos meses de tregua tras las marchas convocadas por la MUD para exigir la salida de Maduro, que dejaron más de 125 muertos entre abril y julio.
Radicalización
La elección era vista también como una oportunidad para la MUD de mostrar su fuerza de cara a incipientes acercamientos para un diálogo con mediación internacional.
Pero ahora «la vía de negociación política entre gobierno y oposición para rescatar equilibrios se rompe estrepitosamente», opinó el analista Luis Vicente León.
«Diálogo no creo. Entramos en una situación muy delicada, lo que se presagia es más confrontación», comentó a la AFP el politólogo Luis Salamanca.
León prevé una mayor radicalización política del gobierno «para protegerse», pero también podrían fortalecerse los duros de la oposición, que rechazaron ir a los comicios y preferían seguir en las calles.
«El chavismo está vivo, está en la calle y está triunfante», festejó Maduro, pensando ya en las elecciones presidenciales de fines de 2018.
La frustración y las divisiones dificultan la consolidación de la oposición, estima el analista Diego Moya-Ocampos, del IHS Markit (Londres). «Es fundamental cómo quedarán los seguidores de la MUD y si sus dirigentes lograrán estar unidos o cada quien en su esquina»
«La opción de diálogo y la salida electoral se van cada vez más distantes y de nuevo la protesta de calle y la comunidad internacional van a marcar la pauta», comentó a la AFP.
Aislamiento
Maduro ha sido acusado por sus adversarios y algunos países de haber instaurado una «dictadura» en Venezuela, ahora con el apoyo de una Asamblea Nacional Constituyente, totalmente oficialista, elegida el 30 de julio.
Buscando legitimidad nacional e internacional, convirtió estos comicios en una validación de su Constituyente, desconocida por la MUD y países de América y Europa por considerarla «fraudulenta» e «ilegal».
Tras la instalación en agosto de ese órgano todopoderoso, que regirá hasta 2019, Estados Unidos impuso sanciones económicas a Venezuela, tras haber sancionado a varios funcionarios del gobierno, incluido Maduro.
«Sin lugar a dudas esto va a conllevar a más sanciones en el corto plazo por parte de la Unión Europea y sin duda un mayor aislamiento, claramente va a depender más de China y Rusia», aseguró Moya-Ocampos.
China destacó este lunes que el proceso electoral fue «muy tranquilo» y afirmó que Pekín no interfiere en los asuntos internos de Venezuela.
«Creemos que el gobierno de ese país es capaz de manejar adecuadamente sus asuntos internos dentro del marco de la ley y mantener la estabilidad y prosperidad», declaró a la prensa el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lu Kang.
Maduro, quien recientemente se reunió en Moscú con el presidente Vladimir Putin para tratar una renegociación de la deuda venezolana, sostiene que el país va hacia la recuperación económica.
Deterioro
Aunque la MUD debió encarar la desilusión de sus simpatizantes tras no lograr su objetivo en las protestas, Maduro enfrenta una impopularidad del 80% -según la firma Datanálisis- ante la abrumadora situación económica que agobia a los venezolanos.
En una de las peores crisis de su historia, Venezuela, golpeada por la caída de los precios del petróleo -fuente del 96% de divisas-, sufre escasez de alimentos y medicinas, una caída del PIB que el FMI calcula será de 12% este año y está al borde de la hiperinflación.
«Los riesgos de conflicto y sanciones convierten a Venezuela en un país no apto para los inversionistas», aseguró León, economista y presidente de Datanálisis.
«La desconfianza sobre el rescate de equilibrios económicos y el aislamiento hace prever un escenario de primitivización mayor», agregó.
La solución a la crisis, coinciden los analistas, no solo no está cerca sino que, resumió Salamanca, el país tiende a adentrarse en «un callejón sin salida».