El gobierno somalí proseguía este lunes sus esfuerzos para ayudar a las familias de las víctimas del atentado del sábado en Mogadiscio, el más cruento de la historia de Somalia con al menos 276 muertos y 300 heridos, a encontrar a sus allegados desaparecidos.
El ministerio de Información somalí comunicó que «276 personas murieron en la explosión (…) y otras 300 personas heridas fueron admitidas en los diferentes hospitales de Mogadiscio».
«Hay todavía una operación nacional de socorro en curso y compartiremos cualquier nueva información», agregó el comunicado, dando a entender que el balance de víctimas podría agravarse.
El gobierno implementó un «comité de emergencia», para «ayudar a las familias a buscar a sus allegados desaparecidos, y contribuir financieramente con los que perdieron sus propiedades en la explosión».
Desde el domingo, los habitantes de la capital empezaron a compartir nombres y fotos en Facebook para intentar encontrar a sus familiares o amigos desaparecidos.
El ataque con camión bomba se produjo el sábado a media tarde en la intersección de una arteria muy concurrida del distrito de Hodan, un barrio comercial de la capital donde hay muchos negocios y hoteles.
Los edificios y vehículos situados cerca resultaron muy dañados por la fuerte explosión, que dejó numerosos cuerpos calcinados o despedazados. Varios expertos interrogados por la AFP aseguran que la carga era de al menos 500 kg.
El atentado no fue reivindicado, pero las autoridades señalaron a los islamistas somalíes shebab, afines a Al Qaida, que realizan frecuentemente ataques y atentados suicidas en Mogadiscio y sus alrededores.
Los shebab han jurado llevar a la perdición al frágil gobierno central somalí, apoyado por la comunidad internacional y por 22.000 hombres de la fuerza de la Unión africana (UA), la Amisom.
Los yihadistas fueron expulsados de la capital de Somalia en agosto de 2011 y con los años perdieron el control de sus principales bastiones. Pero los rebeldes continúan controlando zonas rurales y lanzan ataques contra los militares, el gobierno y objetivos civiles, así como ataques terroristas en la vecina Kenia.
El precedente atentado más mortífero en Somalia dejó al menos 82 muertos y 120 heridos, en octubre de 2011. Fue cometido con un camión bomba contra un complejo ministerial en la capital.
Una terrible escena
«Ahora hace más de 24 horas que no tenemos ninguna noticia o rastro de la hermana de un amigo. Podemos suponer que ha muerto, y que sus restos están en algún lugar entre los cuerpos horriblemente quemados», se lamenaba este lunes un habitantes de Mogadiscio, Abdulahi Nuradin.
Ayan Mohamed, una enfermera del hospital Medina, relató que vio desmayarse a muchas personas que vinieron a buscar a sus familiares, entre los cadáveres.
«Algunas personas enloquecieron por lo que vieron. Algunas reconocieron a sus allegados gracias a sus dedos o a pequeñas partes de sus cuerpos, y rompieron a llorar. Yo tampoco he visto jamás una escena tan terrible desde que trabajo», explicó.
Centenares de personas bajaron a las calles de Mogadiscio el domingo, para expresar su cólera después de este ataque que tanto ha conmocionado a los somalíes, pese a estar acostumbrados a atentados casi diarios.
Al menos 723 personas resultaron muertas y 1.116 heridas en atentados con explosivos en Somalia en 2016, según el centro de reflexión Sahan, con base en Nairobi, en fuerte alza respecto a 2015.
Tras el atentado del sábado, las reacciones internacionales no se hicieron esperar: Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Turquía y la UA, entre otros, expresaron su «solidaridad» con Somalia.