Pedro II, único rey nacido en América

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Varios reyes han venido a despedirse del mundo acá en el Nuevo Mundo, pero ólo una cabeza testada ha nacido de este lado del Atlántico.

Se trata del Emperador del Brasil, Pedro II, de la dinastía de lo Braganza, quien nació hijo de Pedro I y la princesa María Leopoldina, hija del Emperador de Austria Francisco I, en Río de Janeiro, en 1824, y murió exiliado en París en 1891, tras un largo reinado de casi medio siglo que se inicia en 1848 y culmina con un golpe militar en 1889.

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Y ¿cómo pudo suceder tan inusual y heteróclito acontecimiento? Todo comenzó en 1808 cuando Napoleón Bonaparte invade la península Ibérica y destrona a Fernando VII, el rey de España. No sucede lo mismo con Joao VI, rey de Portugal, quien decide trasladarse a Brasil con 15.000 miembros de la nobleza y se instala en el puerto de Río de Janeiro. De tal manera un imperio de dimensiones mundiales con inmensas posesiones en África y Asia, se traslada a América y tendrá vida muy estable desde 1808 hasta 1889, es decir, 81 años en que se suceden tres monarcas de la misma familia.

El primero será Joao VI, desde 1808 hasta 1821, el segundo lo será Pedro I, desde 1821 hasta 1848, y el tercero y último Pedro II. Pedro de Alcántara, Don Pedro II, desde 1848 hasta 1889, quien nació en el palacio real de Rio de Janeiro en 1825 y llego a ser un “verdadero monarca en el trópico”, convirtiendo al país carioca en su gran pasión, como él mismo decía. Lo adornaban ólidos hábitos intelectuales, producto de una esmerada educación tomada como asunto de Estado, que lo mostraban como un “rey filósofo”. Era un hombre alto y corpulento de 1,95 metros de estatura, ojos azules y barbas amplias y pobladas. Destaca su gran avidez por la lectura, austeridad personal, deseos de viajar y el disfrute de la vida familiar, aunque tuvo amoríos extramatrimoniales notables, uno de ellos la condesa de Barral, tutora de su hija Isabel.

Pedro II se convierte en un verdadero plíglot, pues dominaba el latín, griego, francés, castellano, alemán, y hasta la lengua aborigen tupí guaraní. Además de lector compulsivo, mostró gran vocación por la escritura, puesdurante su largo reinado redacta un diario de 5.500 páginas, en 43 cuadernos desde 1841 hasta su deceso en 1891.

Valoraba la crítica de la prensa y condenaba la esclavitud. Comenta allí sus viajes a Jerusalén y a Filadelfia, ciudad de los Estados Unidos donde participa en el primer centenario de la independencia. Acá conoce a Alexander Graham Bell, y gracias a ello trae a Brasil el teléfono. Su visita a Medio Oriente permite las primeras migraciones “turcas” al Brasil. Fue también un notable epistológrafo, pues mantuvo correspondencia con el escritor francés Víctor Hugo, con el educador y político argentino Domingo Faustino Sarmiento, el compositor alemán Richard Warner, el poeta estadounidense Walt Whitman, entre otros.
El reinado de Pedro II significa para el Brasil un perodo de estabilidad y de inmenso crecimiento económico. Mientras las antiguas colonias de España se desangraban por las guerras civiles, elpaís mostró una estabilidad política impresionante, que le permite mantener su unidad y su cultura comonación, mientras Hispanoamérica se divide en múltiples repúblicas.

Pedro II superó la vieja economía mercantilista que venía de la colonia e introdujo una de tipo liberal inglés, abre las puertas a la modernización abriendo los puertos al comercio, implanta una diplomacia de tipo imperial sumamente exitosa, preserva los valores sociales culturales de la colonización portuguesa, la filosofía positivista de Agusto Comte se convierte en religión.

Sin embargo el Emperador comenzó a dar muestras de envejecimiento precoz por la diabetes, y cundía el temor de que Brasil cayera dominado por una potencia extranjera, ya que su hija Isabel, heredera del trono, se comprometió con el conde francés de Eu, la adscripción del monarca a la masonería, lo que hizo ruido a los oídos de los obispos, comenzó a debilitar su gobierno. Pero fue la abolición de la esclavitud en 1888, la principal base de apoyo de la monarquía, lo que le quita el apoyo de los poderosos hacendados de todo el país, todo lo cual propicia el golpe de estado el 15 de noviembre de 1889 a manos del mariscal Manuel Deodoro da Fonseca y que significará la caída del imperio.

De esta manera termina la curiosa historia de este único monarca nacido en América, constructor del Brasil contemporáneo y quien repetía constantemente “Brasil es mi pasión.”
Fuente: Alejandro Mendible: El Emperador Pedro II, constructor del Brasil contemporáneo. Revista de Ciencias Sociales de la Región Centroccidental, 2010-2011. Barquisimeto.Luis Eduardo Cortés Riera.

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