El trabajo en equipo de unos cuantos vecinos para reunir dinero para cubrir los gastos funerarios de un buen amigo, dio pie para que se acoplaran en la fundación de una pequeña prestadora de servicios funerarios, a precios solidarios, en función de que los barquisimetanos pudieran gozar de ese servicio tan vital, en una ciudad que para entonces padecía grandes convulsiones económicas porque no llegaban los beneficios de la renta petrolera.
Invertir un pequeño capital era un riesgo, pero el proyecto fue tomando forma y así, el 10 de octubre del año 1963 nació la Cooperativa John F. Kennedy, que este mes celebra 54 años al servicio de la ciudad. Una red conformada por socios que trabajan en equipo y sin jefes.
La Cooperativa está ubicada en la urbanización Bararida, detrás del Farmatodo. Es un pequeño espacio que los miembros fundadores pudieron adquirir con mucho esfuerzo para empujar el proyecto. Para entonces, la zona no gozaba de mucho prestigio y los inmuebles se encontraban a precios accesibles.
Los socios ya tenían el lugar, pero necesitaban dar a conocerse, resonar entre los barquisimetanos. Entonces, el párroco de la Iglesia Coromoto, Monseñor Marceliano Moreno, propuso que le colocaran un nombre significativo a la cooperativa y pensó en el recién asesinado John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos.
-En noviembre habían matado a este hombre y en la ciudad todo el mundo hablaba de eso, pero además su historia de vida y su insistencia por ayudar a la gente de escasos recursos, estaba en sintonía con la misión de la cooperativa, entonces decidimos llamarla así, comenta José Alejandro Cambero, quien ha dedicado su vida entera a la red.
Comenzaron ofreciendo los servicios funerarios y después se extendieron para ofrecer ahorro y crédito a sus asociados, con tasas de intereses muy bajas, que al sol de hoy permanecen.
Ya habían enlazado una gran comunidad, y tenían algunos años en funcionamiento cuando decidieron unirse a otros prestadores de servicio para formar una gran alianza, que abrió camino a la Cooperativa Cecosesola.
Esta unión le dio un mayor prestigio a la John F. Kennedy, más socios decidieron unirse y con su inversión, la institución se fue diversificando.
En 2003, incorporaron el servicio de salud, sus asociados acondicionaron el área y dos médicos se sumaron para prestar el servicio de consultas de medicina general, dice la socia Rosa Pernalete.
Tan exitoso fue este servicio que hoy cuentan con consultas de una variedad de especialidades médicas, las más solicitadas: medicina general, pediatría, ginecología, urología, gastroenterología, internista, nefrología, psicología, ecografía, traumatología, medicina alternativa como la acupuntura y rehabilitación.
Los precios de las consultas están muy por debajo de centros médicos privados, por ejemplo para el servicio de ginecología, la consulta tiene un valor de Bs. 12.000 y una ecografía cuesta Bs. 10.000. Diariamente, atienden al menos 20 pacientes, no sólo de la comunidad de Bararida sino de distintos puntos del estado Lara, pues no se requiere estar asociado para acceder al servicio de salud en la John F. Kennedy.
Una de las más laboriosas tareas, pero de mayor satisfacción para los socios ha sido la incorporación del servicio de distribución de alimentos.
Comenzaron con productores locales, específicamente de Sanare, municipio Andrés Eloy Blanco, para el área de la feria de verduras, pero poco a poco se sumaron también productores de Trujillo, Barinas, Portuguesa y Yaracuy. Todos aportan productos de alta calidad, como la de los más reconocidos supermercados, pero a precios muy por debajo.
Adicionalmente apostaron por la venta de víveres y contactaron a las grandes empresas privadas pero también abrieron sus puertas a pequeños emprendedores que ofrecen sus productos artesanales.
Maritza de Meléndez, fundadora de la John F. Kennedy, manifiesta que hoy cuentan con una variedad de 500 víveres, y que la red de distribución ha sido tan beneficiosa para los barquisimetanos, que un fin de semana, pueden atender hasta 5.000 personas.
La Cooperativa John F. Kennedy no escapa de la actual crisis del país. Paulatinamente han tenido que suprimir algunos beneficios para los socios, por ejemplo la venta de línea blanca. Meléndez dice que anteriormente ofrecían neveras, lavadoras, cocinas y televisores que el cliente podía pagar en cómodas cuotas, pero con la descontrolada inflación, resultaba imposible mantenerlo.
Otro de los asuntos difíciles que ha tenido que asumir la cooperativa es la venta con restricción de ciertos productos de la cesta básica. Ellos reciben despacho de proveedores nacionales y regularmente tienen disponibilidad de harina de maíz, margarina, pasta, arroz, aceite, entre otros rubros, pero al ser de los pocos comercios que lo ofrecen, la gente hace fila para adquirirlos.
Por esta disponibilidad y por los bajos precios comparados a otros establecimientos, la demanda de los servicios aumentó y la cooperativa ha tenido que tomar ciertas medidas para controlar la compra y abarcar mayor atención.
La compra de víveres depende del terminal de cédula y requiere un carnet, que ahora se solicita sólo por internet a través de la www.redferiacecosesola.org en el caso de requerir mayor información, puede comunicarse a los teléfonos 0251-2679407 o dirigirse a cualquiera de las Cecosesola.
Entre todas las Cooperativas Cecosesolas de Barquisimeto, se benefician más de 100.000 personas de todo el país, representa la red más sólida de Venezuela, y ejemplo mundial.
Sus miembros han viajado por todo el mundo, tocando países como Alemania, Estados Unidos, Egipto y toda América Latina, transmitiendo la forma de funcionamiento de esta institución, que no nació para enriquecer a empresarios, sino por el beneficio de las comunidades.
La Organización de Naciones Unidas promueve el valor de la cooperatividad y ha contactado en reiteradas ocasiones a Cecosesola en su esfuerzo porque existan más alianzas para hacer frente a las necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales del mundo.