El incumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos en los primeros contactos exploratorios, realizados en la República Dominicana, han sido evaluados por los representantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) como un indicador de que el régimen de Nicolás Maduro pretende seguir maniobrando para ganar tiempo, y se constituye en el responsable de la inutilidad de sentarse a negociar, si de antemano ha vuelto a desconocer los compromisos de liberar a los presos políticos, la apertura de un canal humanitario y de aprobar un calendario electoral, con fechas concretas para la consulta a los venezolanos acerca de quiénes deben dirigir la administración pública en el futuro inmediato.
Desde el año 2014 el gobierno viene haciendo llamados al diálogo, incluso con el sector empresarial establecieron unas mesas en las que se sentaron algunos empresarios y representantes oficialistas, sin resultado alguno, porque no pasó de simples ofrecimientos que nunca cumplió el régimen. Debido a su política hegemónica, en la creencia de que tiene la verdad en las manos se ha burlado de todo intento o realización de un diálogo con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que hoy representa el 80% o más del electorado nacional, como lo hizo con los acuerdos de noviembre de 2016, con la presencia de representantes de Unasur y del Vaticano.
Todos estos hechos revelan lo complicado y difícil de creer en la voluntad del gobierno para dialogar, así el llamado provenga del propio Presidente, que trata de buscar su legitimación en el mundo económico y social, desconociendo el factor político, que representa una clara mayoría, sin el cual no se podrá avanzar.
Nicolás Maduro y la totalidad de los parlamentarios oficialistas de la llamada Asamblea Constituyente, no sólo actúan al margen de la tendencia mundial a la convivencia civilizada, sino también en contravención al ordenamiento jurídico nacional, cuando proceden con absoluta complicidad en la flagrante violación de la Ley fundamental de la República.
El desempeño de los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha permitido a la Alternativa Democrática avanzar hasta alcanzar la Unidad de la inmensa mayoría de la oposición, capaz de entusiasmar a los votantes y evitar un megafraude contra más del 60 ó 70% de los venezolanos que acudan a sufragar contra el hambre, el desempleo, la escasez, el alto costo de la vida, la inseguridad de las personas y los bienes. Es decir: todos los demócratas organizados y dispuestos a defender el voto, en las elecciones regionales, expresado en una aplastante victoria.
Por tales y muchas otras razones, para evitar males mayores resulta imprescindible, en nuestra opinión, después de las elecciones para gobernadores, debilitado el gobierno y fortalecida la oposición, se puede iniciar una negociación entre representantes del gobierno y de la MUD, que garantice justicia y no retaliación al adversario, para restablecer el Estado de Derecho. Para ello es necesario la presencia de la Comunidad Internacional y dejar de lado los extremismos del oficialismo y de la oposición, que desde posiciones muy cómodas, por lo general exclusivamente teóricas, les piden a los líderes que conducen la administración pública y la lucha por un cambio democrático, que radicalicen sus enfrentamientos.
Si somos realistas, el apoyo de la mayoría del pueblo, de gobernadores electos el 15/O y de la democracia internacional, puede obligar al gobierno a respetar una negociación que conduzca al restablecimiento de la Constitución Nacional.