En los últimos años he manifestado a través de la columna Reflexiones en Positivo mis inquietudes y preocupaciones por el acontecer en lo económico, político y social de mi bello país, Venezuela, buscando siempre lo positivo que podemos dejar para el futuro.
En el anterior artículo me referí a la productividad de todos aquellos que creen y han creído en el trabajo desarrollado en el campo, en la fábrica y lo que se pueda llamar los servicios para dar bienestar; me referí también a un personaje de nuestra historia llamado Juan Vicente Gómez y esto permitió que uno de mis lectores intercambiara muchas inquietudes y aconteceres históricos que llevan a la situación actual que vivimos.
Ese amigo me manifestó que según estudios psicológicos se ha demostrado que los gánsteres conocidos y famosos no son inteligentes, operan asumiendo la responsabilidad de la inteligencia de la organización normalmente integrada por personas de diferentes disciplinas del conocimiento científico y es así que Hitler, Mussolini, Lenin, Stalin, Al Capone, Pablo Escobar o cualquier Chapo Guzmán, gobernante o criminal es simple y llanamente un personaje dominado por la organización inteligente para asumir las responsabilidades de gobernar o ser un delincuente; me explico que la Venezuela de Gómez fue gobernada por una organización inteligente y positiva en sus últimos tiempos y se puede afirmar que esa forma llegó hasta 1958, es decir, gobierno de brutos con organización inteligente bajo doctrina de respeto a la propiedad privada.
Las décadas 1940-1960 se materializaron con el enfrentamiento permanente de las doctrinas políticas del socialismo y el capitalismo que en su materialización como resultado del manejo económico y social no difieren en nada; las dos doctrinas siempre paran en lo mismo: explotación del hombre por el Estado y explotación del hombre por el capitalista; y es así que se aprueba una Constitución que hace del Estado venezolano el dueño de todo y su operador gobierno el promotor de lo bueno o malo que se pueda hacer con la población y los recursos naturales que se tienen. Y hasta aquí hemos llegado con esa forma de gobernar para estar algunas veces en franco progreso o en franco fracaso de la economía.
Al preguntar hacia dónde vamos la respuesta es muy sencilla: la fortaleza de una organización inteligente para gobernar no debe ser otra que ocuparse de la educación de la población, la seguridad ciudadana, la salud en general y la administración de justicia. Lo demás viene por si solo.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Durán
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