Para recordar: “También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo” (Levítico 11: 5)
Estamos pensando que en Venezuela, por la precaria y desbalanceada alimentación que existe, van a invitar al inglés experto en supervivencia Bear Grylls para que enseñe, en vivo y no por televisión, cómo alimentarse con plantas y también, con todo animal o “bicho” que se mueva, como: grillos, insectos, gusanos, seres invertebrados. Y tal experto, o numerosos que lo emulan, lastimosamente están alejado de la dieta propuesta por Dios, para la raza humana, desde la creación, así se trate de supervivencia.
Por lo visto hay personas que no reconocen al Dios de la Biblia, quien través de Moisés, nos dijo que no comiéramos animales inmundos como el conejo: aunque “rumia”, no tiene “pezuña” (Levítico 11: 5)
En nuestra respetuosa opinión, quien no acepta la Biblia como Sagrada está cuestionando la sabiduría de Dios, y no la escritura de Moisés, cuando clasificó los animales, y hoy la ciencia ampara tal agrupación y admite que el conejo es un rumiante, tal como lo dice Levítico 11; tomando en cuenta que el Creador, ante el inminente diluvio, a los animales los había clasificado en limpios e inmundos (Génesis 7: 1,2). Y ¿cuáles son?
Los limpios son los que se pueden comer: Que “rumian” y tienen la “pezuña hendida”, como la vaca, el ovejo, el chivo o el venado. Y los inmundos, cumplen con una sola de las dos condiciones y no debemos comer: Camello, conejo, liebre, cochino, el cual también se nombra como: puerco, marrano, cerdo, lechón, chancho.
La Biblia, y según clasificaciones humanas señalan otros inmundos: Comadreja, ratón, chigüire, rana, según su especie, tortuga, erizo, cocodrilo, lagarto, lagartija, perros y gatos (Levítico 11: 29,30)
Entre los peces comestibles están: Los que tengan aletas y escamas, como el pargo, róbalo, merluza, lebranche. Y los inmundos, son los lisos de piel (que no tienen escamas), como el tiburón, el casón (tiburón pequeño), el bagre y la liza.
Podemos comer animales con alas, como la gallina, el pollo, el pavo, por ejemplo. Es decir, son limpios los que tengan alas, con excepción de los que tengan los dedos de sus patas unidos por una membrana, como el pato, y tampoco comer los que tengan garras como el águila, el loro, entre otros.
Es una lástima que nuestros gobernantes actuales, y algunos de ellos vienen, del período, con el anterior presidente; nombran a Dios a diestra y siniestra, pero aparentan no hacerle caso a la Biblia, en muchos sentidos. Tristemente, el 12 de septiembre, del año en curso, el presidente Maduro propuso “el plan conejo”; para criarlos en las comunidades y luego beneficiarlos; en aras de obtener su “proteína”, sin tomar en cuenta la prohibición divina, mientras la ciencia advierte la poca cantidad de proteína, por kilogramo de peso, comparados con los animales limpios que podemos comer.
Con este artículo, no estamos recomendando a nadie a comer carne, pero escribimos para el que lo hace o no. Y en la próxima publicación, Dios mediante, daremos más apoyo teológico y científico, del por qué no comer conejo, cochino, u otras carnes inmundas, para no enfermarnos por razones culturales o hábitos inadecuados y como diría el médico, cardiólogo, Ramón Aguilar: “Por la mala alimentación, las personas están muriendo antes de tiempo”.