“En Retén Arriba nos convertimos en camellos”, fue una de las frases con las que habitantes de una comunidad del norte de Barquisimeto describieron las vicisitudes que enfrentan a diario, las más de 380 familias que allí habitan, debido a la escasez de agua y al elevado costo de los camiones cisternas, con los que antes subsanaban la falta del servicio que debería prestar la Hidrológica del estado Lara (Hidrolara).
La problemática se ha agravado en los últimos meses, puesto que los ‘cisterneros’ contratados por la Alcaldía de Iribarren para abastecer Retén Arriba, parroquia Tamaca del municipio Iribarren del estado Lara, no están realizando los 38 viajes asignados de manera semanal para dicha localidad.
Según informó Luis Domínguez, habitante de la localidad, a principios de año los conductores de los camiones cisternas empezaron a quejarse porque la municipalidad les cancela 8.500 bolívares por los 8.000 litros de agua que venden de manera privada entre Bs. 80.000 y 100.000, dependiendo de la salubridad del producto.
“Los ‘cisterneros’ ahora nos colocan condiciones. Nos hacen cinco viajes y quieren que les validemos 14 para que la Alcaldía se los pague. Si no aceptamos no vienen y no nos podemos prestar para tal corrupción, pero tampoco queremos quedarnos sin agua”, señaló Domínguez, quien apuntó que en los últimos meses se han valido del agua de lluvia para subsistir porque a la mayoría de los vecinos se les imposibilita alcanzar las exorbitantes cifras de los vehículos que cargan en distintos llenaderos.
La actividad escolar y preescolar de más de 250 niños en el sector se ve amenazada, según denunciaron en la comunidad, porque la escasez de agua les impide la cocción de alimentos y el tranquilo desenvolvimiento de los pequeños.
Para hacer sus necesidades fisiológicas la mayoría de las familias cavaron pozos sépticos en los patios traseros de sus hogares, los cuales, en algunos casos, se han traducido en escabiosis y otras enfermedades para los residentes.
Algunos mantienen controlado el foco de contaminación con cal, pero otros no toman las medidas necesarias para prevenir las infecciones.
“Si la Alcaldía les pagara el viaje como debe ser, ellos vinieran a traernos agua y no hubiese problema. Honestamente uno se coloca en la posición de los conductores y los entiende, pero nosotros estamos pagando los platos rotos de este conflicto”, sentenció.
Domínguez recordó que Retén Arriba es una zona artesanal importante en la región, que se ve afectada por el déficit del importante líquido. La mayoría compra agua para beber y cocinar solamente.
“Cuando hacemos el sacrificio de comprar agua hacemos milagros para rendirla”.
Los ciudadanos contaron que los populares tanques azules suelen llenarse con cuatro o cinco pipas y cada una les cuesta 3.500 bolívares. Sin embargo, esta cantidad de agua a una familia pequeña soporta hasta una semana.
“Algunos ni se quieren meter para acá por el mal estado de las calles”, añadieron.
Por su parte, los habitantes aprovecharon para criticar el deplorable servicio de transporte con el que cuentan en el sector.
Para la zona solo trabajan carros por puesto que, después de las 4:00 p.m., llegan a pedir hasta Bs. 1.500 por el pasaje cuando la tarifa no supera los 400 bolívares.
“Esto no es vida, tampoco nos llega el gas. Increíblemente lo que sí ha servido es el aseo urbano que está pasando cada 10 o 15 días”, acotaron.