Unos fragmentos óseos hallados en una iglesia medieval en el corazón de Roma y unas inscripciones con el nombre de San Pedro reabrieron en Italia el enésimo capítulo del misterio milenario de las reliquias del primer Papa de la cristiandad.
El hallazgo se remonta a hace algunos meses. Durante las obras de restauración de Santa Maria in Cappella, una iglesia del viejo barrio romano de Trastévere, un obrero notó que la piedra que cubre el altar había sido desplazada.
“Temí que unos ladrones hubiesen intentado robarla y, al acercarme, vi en el interior del altar una cavidad que contenía dos pequeños recipientes de cerámica”, explica el historiador del arte Massimiliano Floridi, testigo del descubrimiento.
“En los recipientes estaban escritos los nombres de los primeros papas, San Pedro, San Félix, San Calixto. No soy arqueólogo pero entendí que eran muy antiguos, la emoción fue inmensa”, recuerda.
La apertura de los recipientes reveló la presencia de fragmentos óseos “que fueron colocados en otros frascos y transmitidos a la vicaría de Roma a la espera de análisis más profundos”, agrega Floridi.
Pese a que en este estadio no se puede sacar ninguna conclusión sobre el origen de los huesos, el hallazgo reavivó las conjeturas sobre las reliquias de quien es considerado el fundador de la Iglesia cristiana.
Según la tradición católica, los restos de San Pedro se conservan bajo la basílica vaticana que lleva su nombre, aunque el Vaticano nunca certificó que sean auténticos.
En este nuevo episodio de un enigma de dos mil años, varios indicios llaman la atención de los expertos.
Entre ellos, una inscripción en la entrada de Santa Maria in Cappella según la cual esta iglesia encierra importantes reliquias, con una lista que incluye los nombres de San Pedro, San Félix, San Calixto, así como de los mártires Hipólito y Anastasia.