El 24 de septiembre se conmemoran 131 años del nacimiento del doctor Edward Bach, creador de la terapia de las flores de Bach. Este profesional de la medicina era inmunólogo, bacteriólogo, intensivista y homeópata.
De acuerdo a sus investigaciones de campo notó que los pacientes una vez evaluados en su consultorio a los pocos días regresaban con la misma sintomatología lo que le llamó la atención y decide indagar en la causa. Cuando los atiende se percata que el paciente necesita ser escuchado, y que el problema no es tanto físico sino emocional.
Es cuando decide que no está conforme con su trabajo y busca una medicina benigna e indolora.
Inició con homeopatía que coincidía mucho con su creencia, sin embargo, sintió que no era lo que buscaba. La homeopatía tiene como principio lo semejante, es decir, curar suministrando dosis al paciente de la misma enfermedad pero a niveles infinitesimales, quedando solo la parte energética y elimina la toxicidad.
En el campo de Gales, Inglaterra, se dedica a la búsqueda de esa medicina natural encontrando en flores, árboles y raíces de la zona plantas con propiedades curativas, en la que él mismo experimentaba sus efectos.
Después de haber descubierto 4, sufrió cáncer de pulmón, diagnosticado por sus compañeros, siendo su pronóstico seis meses de vida, y vivió diez más, en lo que logró completar 38 concentrados florales, con las que hacía las terapias denominadas terapias de Bach.
La Terapia de Bach es la toma de los concentrados florales para superar todo tipo de sentimientos negativos. La terapia se realiza por medio de una entrevista al paciente en la cual explicará las razones emocionales que lo mantienen en conflicto consigo mismo y con las demás personas.
Una vez escuchado por el terapeuta, éste seleccionará la fórmula correspondiente para resolver el caso planteado.
Las flores de Bach sirven para superar la evasión, los miedos indeterminados, la intolerancia, debilidad de voluntad, dudas, miedo a perder el control, problemas de aprendizajes, celos y apegos, ensimismamiento, baja autoestima, cansancio físico y mental, tristeza, desesperación, rabia, envidia y venganza, nostalgia, falta de creatividad, impaciencia, miedo conocido, exceso de estrés, culpa, excesiva preocupación por los demás, pánico, fanatismo, indecisión, trauma, angustia mental extrema, dominante, cambios, ego, apatía, búsqueda vocacional, pensamientos obsesivos y el rencor.
Pueden ser tomadas por niños, jóvenes, adultos, adultos mayores en cualquier circunstancia, así como mascotas, no causan efectos secundarios ni dependencia.
Las flores de Bach despiertan tu potencial, te hacen más intuitivo, cambias a la polaridad positiva y subes de vibración, lo que te conlleva a una mejor calidad de vida.
Las dosis mínimas recomendadas son 4×4, lo que significa cuatro gotas sub lenguales cuatro veces al día hasta terminar el concentrado.
Se recomienda la revaluación por el especialista dado que hay casos en los que un tratamiento es suficiente pero en otros no lo es.
Información aportada por el psicoterapeuta de las flores de Bach, Bruno Bermúdez.