Algunos seres como Wislawa Szymborska nos ayudan a sortear días y situaciones que en ocasiones se resisten, por su densidad y carga de emociones, a ser nombradas. Nos pasa con libertad, alegría, juventud, carnet, patria, autonomía, constitución, solidaridad, amor, hermanos, familia, amigos, derechos humanos, gobierno, oposición, sueños, luchas, democracia,arco minero, corrupción, exilio, militar, lacrimógena, cárcel, emigrado, enterrar, olvidar, luchar, vivir, morir… “Septiembre” es un ejemplo: no parece ser, cruzada su mitad, un mes lleno de buenos presagios, aunque Neruda en su Oda a dicho mes, nos dijera haber comprendido que las primeras flores, “son plumas de septiembre”, asociándolo a la primavera y renacer vital.
Desde abril, el amargo entró en nuestro diario vivir. Hoy, aunque pareciera haber amainado la violencia, boquea mientras respira, aunque estemos en septiembre, un mes que en todas partes es regreso a la escuela y algarabía de uniformes nuevos, maletines de libros y cuadernos, creyones, bolígrafos y lápices al lado de la lonchera rebosante, pero que en el nuestro, las aulas permanecen semivacías, pues el mal llamado “combo escolar” resulta inaccesible para la mayoría de los padres. Ello sin incluir los estómagos vacíos de la mayoría de los niños, que ya no saben de desayunos, almuerzos ni meriendas, ni tampoco de una palabra que en muchos casos, nombra una escasa y triste comida única.
La poeta de Cracovia, de nombre impronunciable, suave voz y fuerza en la palabra, diría en muchos de sus poemas y de diversas maneras, lo que nos pasa a todos, especialmente, cuando las situaciones de gobierno y políticas totalitarias y estrecheces económicas, han sido similares, tanto en los fríos polacos como en los calurosos climas caribeños venezolanos, aunque sean países que al decir de algunos de mis amigos, coinciden en la belleza de sus mujeres y ahora, en las acciones ejercidas y sufridas a nombre del “pueblo”, una de las palabras más polisemánticas del diccionario político. Escribir hoy exige tomar las palabras de Wislawa y hacerlas mías:»Lo reconozco, ciertas palabras/me crean problemas./ Por ejemplo los estados llamados ‘sentimientos’/no consigo hasta ahora explicarlos de forma exacta.
¿Cómo podríamos nombrar los gestos de los bebés que en la Concepción Palacios, murieron entubados porque la planta eléctrica no funcionó cuando se fue la luz a la 1.35 am? ¿Cómo describir los estertores de quienes sobrevivieron 9 meses en los vientres de sus madres mal alimentadas en un país en donde la salud y atención médica murió de mengua desde hace años y que tuvieron la suerte de llegar a término aunque en condiciones adversas? ¿Cómo aludir a los niños que por no haber sido carnetizados no tienen derecho a ser vacunados?
En septiembre nacieron grandes escritores y artistas: Alfred Jarry, cuyo Ubú rey, a pesar de las miles de versiones, sigue desmontando los resortes del poder; León Tolstói, y su inolvidable Guerra y Paz,António Lobo Antunes, el ex soldado portugués que se trajo Angolay el anticolonialismo en sus cuadernos y escribiera libros inolvidables como Esplendor de Portugal; Joseph Roth y la versión de la guerra en La Marcha Radetzky, de quien por haber nacido en Austria -minoria alemana y mayoría eslava- se sintió austriaco y ciudadano del mundo. Los latinoamericanos y su permanente Tregua, nombre de una densa novela de Mario Benedetti; Juan José Arreola y su Confabulario; Eduardo Galeano y su manera de narrar lo inenarrable, en el caso de Las venas abiertas de América Latina y “La Invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, sin cuya amistad, probablemente Borges no sería el mismo Borges. En fin, que cualquier paseo por el mundo literario, nos ofrece en diferentes épocas, septiembres de gente que nació sin problemas aunque nos mostraran un mundo lleno de ellos y aunque hayan muerto, nos siguen hablando desde sus libros.
El alma queda como niebla y páramo helado, al nombrar Venezuela, Derechos Humanos, resentimiento, odio, violencia, locura, El Dorado, Tocuyito, El Túnel, Ramo Verde, Uribana, El Helicoide, Guasdalito, concejal, ACV, Carlos Andrés García, vértigo… Palabras que recuerdan o trazan destinos que evocan de nuevo a Szymborska: “Me gustan los mapas porque mienten/ Porque no dejan paso a la cruda verdad/ porque magnánimos y con humor bonachón/ me despliegan en la mesa un mundo/ no de este mundo”.
