En una odisea se ha convertido utilizar el transporte colectivo para los habitantes de Iribarren y Palavecino, quienes, además de pelear para ir guindado en un autobús, han tenido que adelantar la hora de salida para poder llegar a sus destinos a tiempo.
Las largas esperas en las paradas se hacen cada vez más cotidianas para el ciudadano de a pie; y es que, a medida que transcurre el tiempo, son menos las unidades que salen a las calles a prestar el servicio.
Según cifras del Sindicato Automotor (SA) del estado Lara, actualmente se encuentran operativas solo 960 unidades, destinadas a cubrir la demanda de transporte en los dos principales municipios de la región.
Explicó el secretario general del gremio en la entidad, Giovanny Peroza, que para el año 2011 la flota estaba conformada por 5.200 vehículos aproximadamente. En el año 2014 el parque automotor se había reducido a 3.200 unidades.
Paralelamente al detrimento del parque automotor, la demanda del servicio va en aumento. Según datos aportados a EL IMPULSO por la Autoridad Metropolitana de Transporte y Transito (Amtt), a finales del mes de mayo de 2017 se registraban más de 400 mil usuarios del transporte público; sin embargo, la capacidad de atención no llega a los 200 mil pasajeros.
Se percibe en la ciudad y fue confirmado por el sindicato, que los transportistas no están dando las vueltas que acostumbraban puesto que, según esbozan, quieren “conservar cauchos”. Es por ello que en horas de la mañana trabajan más unidades que en la tarde.
Las razones de la precariedad varían; no obstante, Peroza destaca la inestabilidad de la economía venezolana, la inflación y la escasez de repuestos e insumos automotores.
“Por ejemplo, los cauchos de los Yutong nos salen en 5 millones de bolívares, el que utiliza los Encava están en 3 millones, estos son precios inalcanzables para nosotros. El litro de aceite ya está en 50 mil bolívares, la reparación de un motor a gasoil sale en al menos 20 millones de bolívares. Quién puede pagar eso”, declaró.
También expuso que los profesionales del volante lidian a diario contra la inseguridad que, en distintos sectores de la ciudad y sin distinción de horario, despoja de todo a usuarios y choferes.
En el SA manejan entre 6 y 8 asaltos a las unidades de transporte público en distintos sectores al día. El norte y el oeste son las zonas predilectas por los hampones para cometer sus fechorías”
“Nos tienen como telecajeros. El ‘malandro’ que necesita dinero sale a robar y consigue al trasportista y al usuario para quitarle lo que consiga (…) Cuando secuestran un ‘ruta’ y le quitan cauchos y batería, hasta ahí llaga servicio, con eso nos quiebran”.
Rescatar el sistema de transporte colectivo es posible para Peroza solo si les aprueban créditos blandos para sustituir las unidades que tienen entre 20 y 30 años de uso.
“Es imposible que nosotros podamos costear una unidad nueva por nuestros propios medios. Es desde el Gobierno nacional, regional y local que se puede salvar el transporte público en todo el país”, sentenció, al mismo tiempo, que la realidad larense es la misma en cada uno de los estados de Venezuela.
Asimismo, para palear momentáneamente la dificultad, los transportistas asomaron la posibilidad de un posible aumento del pasaje urbano y demás tarifas del 66 %.
“El porcentaje que nos den es cargado a las tarifas del norte, de Bobare, Cabudare, Buena Vista y otras”, afirmó.
A su juicio, el costo real del pasaje urbano supera los 3 mil bolívares pero en el oficio a la Amtt pidieron fijarlo a 500 bolívares.
El usuario comprende pero no puede pagar
En una pequeña encuesta realizada a usuarios del transporte colectivo en la ciudad, la mañana de este miércoles, EL IMPULSO recogió impresiones, en su mayoría negativas, sobre la posibilidad ajuste de la tarifa del pasaje en Iribarren y Palavecino entre esta y la semana que viene.
“Realmente nos afecta considerablemente un aumento porque dependemos de este transporte para movernos, pero hay que ponerse en el lugar de ellos, todo está sumamente caro”, aseveró Antonieta Vásquez en relación al tema.
Vázquez denunció que para Cabudare los transportistas cobran hasta 1.000 bolívares después de las 6:00 p.m., cuando la tarifa fija de esa hora es de Bs. 500. La necesidad obliga al usuario a pagar.
“No todo el mundo va a poder dar los 500 bolívares. Hay personas que se les hace fácil costear ya los 300 bolívares”, afirmó.
Quienes viven en el norte de Barquisimeto y tengan que trasladarse a la capital larense tendrán que pagar hasta 2.000 bolívares, puesto que, actualmente, quienes viven en La Sábila o Alí Primera pagan entre 1.000 y 1.500 bolívares.
“Ellos también tienen que entender nuestra situación. No me parece que aumenten tanto dinero, 50 bolívares más estarían bien”, criticó la joven María Fabiola Gil, quien añadió que otras urbes del país el pasaje es más accesible.
Asimismo, los usuarios rechazaron tener que pagar 500 bolívares por trayectos cortos y pidieron a las autoridades establecer una cifra razonable.
Transbarca
Según cifras extraoficiales el sistema de transporte masivo Transbarca se encuentra considerablemente mermado.
Se conoció de fuentes vinculadas a sindicatos de profesionales del volante afectos al oficialismo, que Transbarca está operando con alrededor de 30 unidades de 317 con las que dispone en su estacionamiento.
Es por ello que catalogaron la sede de la compañía, situada al oeste de Barquisimeto, como un cementerio de vehículos.
Según cifras de la Amtt, para el mes de mayo este sistema movilizaba unas 300 mil personas.
Sin embargo, líneas como las dos que cubrían la ruta hacia Palavecino se encuentran paralizadas desde hace algunos meses; otras fueron alteradas y desviadas.
La razón dada por las autoridades de Transbarca apunta a las protestas que se desarrollaban en distintos puntos de Cabudare; sin embargo, se cree que por falta de buses no se reactiven semanas después de culminadas las manifestaciones.
