Llegará un día, como ya lo hemos dicho, cuando los daños que el hombre ha causado a la tierra serán irreversibles y tendremos que sufrir las consecuencias, gobernantes y ciudadanos con preocupación y angustia. “Y será en aquel día, dice el Señor, que desfallecerá el corazón del rey, y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas. Jer.4:9. Entonces, los acontecimientos que vendrán, por los efectos antes descritos, confirmarán el cumplimiento de las profecías que están registradas en las Sagradas Escrituras. O sea, los gobiernos y gobernantes más poderosos en el mundo se pondrán de acuerdo para paralizar las grandes industrias del planeta responsables principales de la emanación de gases contaminantes con el fin de “hacer algo” ante la avalancha de desastres que estaremos presenciando. Y todos estarán de acuerdo en tomar un día a la semana para darle descanso al deterioro del planeta lo cual se verá muy bien. Estarán de acuerdo que sea con medidas coercitivas, a través de leyes de cumplimiento obligatorio y ese día será el domingo.
Ese día, que por unanimidad y por necesidad urgente, la humanidad a través de sus altos líderes y poderoso dignatarios lo escogerán de manera sin discusión, será también un día religioso. La poderosa influencia de la Iglesia Católica a través del Vaticano convocará a un gran ecumenismo donde se unirán todas las denominaciones religiosas y a una sola voz decidirán que ese día de descanso de la tierra sea tomado también como el día de adoración a Dios y de unión familiar. Esto, para agradar a Dios y pueda obrar ante los terribles efectos que la naturaleza a traído sobre los humanos pero no lo hará. Y también será con medidas coercitivas a través de una ley que recibirá en nombre de Ley Dominical. El mundo entero verá con muy buenos ojos esta iniciativa del poder estatal unido al poder religioso que como un solo brazo tratan de salvar al planeta.
Ese día, cuando todo esto suceda, se estará dando cumpliendo a la última profecía que falta, contenida en el libro de Daniel 7. Por cuanto Dios en su Palabra a lo largo y ancho de La Santa Biblia estableció el día sábado como día santo de adoración a Él y servicio al prójimo. Con su propio dedo lo escribió. Pero quedará un remanente de hombres y mujeres que no doblarán sus rodillas ante este cambio institucional establecido por la unión del Estado y la religión por lo cual serán criticados. Ya Dios lo había anunciado también. “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”Dan.7: 25.
Después de estos eventos llegará el día tan esperado. Dios, en la persona de nuestro Señor Jesucristo, como máximo Juez, Omnipotente, bajará por segunda vez a esta tierra a hacer justicia a aquellos que blasfemaron contra él y a aquellos que le aceptaron y siguieron pese a las circunstancia adversa sufrida. “Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” Dan 7:26,27. ¿Amén? ¡Hasta el martes, Dios mediante! Próximo artículo: Elecciones.
William Amaro Gutiérrez
[email protected]
