El sismo de 7,1 grados que remeció el martes la Ciudad de México provocó el colapso de edificios en varios puntos de la capital y dejó al menos 119 muertos y un número indeterminado de personas atrapadas bajo los escombros.
Horas después de que cesara el movimiento que provocó el derrumbe de varias estructuras y fugas de gas que derivaron en incendios, la angustia y el desconcierto de los mexicanos seguía latente en las calles. Los comercios cerraron, el tráfico mantenía las avenidas paralizadas y desde sus automóviles la gente escuchaba angustiada los últimos reportes de daños.
El sismo ocurrió menos de dos semanas después de otro de 8,1 grados de magnitud que dejó más de 90 muertos y en el aniversario del terremoto de 1985, el más letal en la historia del país.
Entre el caos y el pánico, gente ubicada en distintos lugares de la ciudad compartió en las redes sociales imágenes que mostraban casas destruidas, humo saliendo a través de las ventanas de edificios y grietas profundas en algunas avenidas.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) indicó que el temblor tuvo una magnitud de 7,1 grados y que el epicentro se ubicó a cinco kilómetros al noreste de la localidad de Raboso, en el estado de Puebla. El sismo, que tuvo 51 kilómetros de profundidad, se registró poco después de la una de la tarde hora local (18:14 GMT).
El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, precisó en una entrevista con una televisora local que tenía reportes de 44 edificios derribados y 30 fallecidos en la ciudad.
Las autoridades de Puebla, Morelos y el Estado de México reportaron 26, 54 y nueve fallecidos en cada estado, respectivamente.
El Aeropuerto Internacional Benito Juárez suspendió todas sus operaciones hasta que concluyan las revisiones en toda la infraestructura.
Después de registrarse el movimiento, el presidente Enrique Peña Nieto informó que convocó al Comité Nacional de Emergencias para evaluar la situación y coordinar acciones. Por su parte, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pidió a la gente salir de sus edificios y seguir indicaciones de protección civil.
Las primeras imágenes que circularon en televisión y redes sociales dieron cuenta de los derrumbes en las colonias Condesa y Roma y al menos un edificio se desplomó en la Zona Rosa. También mostraron afectaciones al sur de la ciudad, donde una de las tribunas del estadio Azteca se cuarteó.
Edith López, vendedora de un mercado de 25 años, dijo que estaba en un taxi cuando se sintió el temblor y que observó cómo se rompían las ventanas de algunos edificios. De inmediato trató de localizar a sus hijos, que había dejado encargados a su madre.
En otra parte de la capital, en la avenida Álvaro Obregón, Gala Dluzhynska tomaba una clase junto a otras 11 mujeres cuando empezó el sismo. El edificio en el que se encontraba colapsó.
Más de dos horas después, Dluzhynska se encontraba sobre la acera cubierta de polvo. Tenía un pie vendado a causa de una cortada y dijo que horas antes se percató de la vulnerabilidad del lugar. Más temprano se había llevado a cabo un simulacro para recordar el terremoto de 8,1 grados que sacudió a México en 1985 y dejó miles de muertos.
«Yo estaba pensando que este edificio con el temblor de verdad no está muy seguro pero nunca piensas que va a pasar en el mismo día.» Tan pronto inició el movimiento, ella y sus compañeras salieron corriendo mientras escuchaban cómo las ventanas y el techo crujían a sus espaldas.
Tras caer por las escaleras la gente empezó a caminar por encima de ella. La mujer gritó por ayuda y alguien le tendió una mano para levantarse. Dice que el polvo era tan denso que no podía ver nada. «Ya no habían escaleras, eran piedras».
Cuando finalmente lograron llegar a la entrada el edificio estaba cerrado, pero un guardia de seguridad abrió la puerta. Afuera, el caos. «Yo creo que sobrevivimos los que éramos más abajo», dijo la mujer. En el lugar aún buscan a una de sus compañeras.
El pasado 7 de septiembre se registró un temblor de 8,1 grados de magnitud en el sur del país que también se sintió en la capital mexicana y dejó 90 fallecidos además de miles de viviendas dañadas o derruidas, sobre todo en los estados sureños de Chiapas y Oaxaca.